23 de septiembre de 2009

18 de septiembre de 2009

La juventud le da la espalda a la religión católica

La Religión católica se ha convertido en los centros públicos catalanes (tanto escuelas como institutos) en una materia destinada a una minoría del alumnado. De hecho, solo uno de cada cuatro alumnos de la enseñanza obligatoria (primaria y ESO) la cursa. Incluso siguen siendo una minoría si a los matriculados en la red pública se les añaden los que acuden a la privada concertada, mayoritariamente en manos de las congregaciones religiosas. De los aproximadamente 918.880 alumnos de entre 3 y 16 años de la enseñanza pública y concertada, únicamente el 38% sigue la asignatura.
A diferencia de lo que ocurre en el resto de España, donde la disciplina confesional cuenta con un respetable índice de adeptos, en Catalunya la materia viene perdiendo alumnos de forma lenta pero ininterrumpida. Ello es más evidente en etapas como la ESO (12-16 años), donde las preferencias del alumnado se superponen a las de los padres.

EL EFECTO DE LA CONCERTADA
De acuerdo con los datos suministrados por la Conselleria d'Educació, en el curso actual 91.112 alumnos de ESO (el 34%) cursan Religión entre un total de 271.018. Pero si se descuenta el efecto de la concertada católica, donde la mayoría de los estudiantes están matriculados de oficio en la asignatura, no son más de 25.000 los que la han elegido.
Donde más éxito tiene la oferta de aprendizaje de la doctrina católica es en la etapa de primaria (6-12 años), puesto que en este ciclo el 46% de los 417.000 alumnos catalanes se ha decantado este año por cursar la asignatura. Si de ese computo se detrae el sector privado, el porcentaje cae hasta el 30%. En el otro extremo se sitúa el bachillerato. De los más de 84.000 matriculados en los dos cursos de ese tramo en el año académico 2008-2009, tanto en el sector público como en el privado, 18.632 escogieron Religión.
Las estadísticas que maneja Educació reflejan, de igual modo, que 1.308 alumnos de entre 3 y 16 años han manifestado su voluntad, directamente o a través de sus familias, de cursar Religión islámica, sin que su petición se haya visto atendida.

UNA TAREA IMPOSIBLE
La conselleria argumenta que, junto a los problemas técnicos que conlleva dar satisfacción a un cúmulo de solicitudes diseminadas por diferentes centros, hallar profesorado que reúna los requisitos exigibles y que consiga el reconocimiento de las dos principales organizaciones que representan al islam en España sigue siendo una tarea imposible. No lo es en otras comunidades autónomas, donde sí se imparte la materia confesional.