30 de marzo de 2008

¿Qué hemos hecho los ateos para merecer esto?

El monarca Saudí Abdullah pretende la unión de todos los monoteístas para luchar contra el ateísmo. "El ateísmo es un fenómeno terrorífico que debe ser vencido" dicen que ha dicho. Después pretenderán vencer a todos aquellos que no creen que el ateísmo sea un fenómeno terrorífico. Ya se sabe con los regímenes opresores. Si no tienen nada que reprimir, pues como que no sienten que son un régimen influyente.

Lo curioso es que la experiencia histórica muestra que nunca ha existido cruzadas en nombre del ateísmo más allá de las intelectuales --y probablemente sólo la que se está dando actualmente en EEUU--. Con lo que me resulta satisfactorio que algunos todavía teman más a un buen argumento que a un ejército.

26 de marzo de 2008

La Iglesia Católica tuvo 7.000 trabajadores forzosos durante el nazismo

La Iglesia Católica alemana tuvo durante el nazismo unos 7.000 trabajadores forzosos, entre deportados extranjeros y presos de guerra, según las conclusiones de un estudio encargado por la propia Conferencia Episcopal y del que se han avanzado algunos datos.

De acuerdo con ese estudio, hasta ahora se ha podido documentar e identificar a unos 4.829 deportados extranjeros y 1.075 presos que fueron obligados a trabajar para la Iglesia, ya fuera en sus instituciones, parroquias o dependencias locales.

Las 27 diócesis alemanas tuvieron trabajadores forzosos, muchos de ellos hombres y mujeres deportados de Polonia y de la Unión Soviética.

Unos visitantes contemplan algunas de las obras de la exposición \'\'Medicina letal. El delirio racial del nazismo\'\'.

Nazismo

De ellos, un total de 590 fueron indemnizados ya con 2.556 euros, repartidos desde el fondo creado por la Iglesia católica en el año 2000 para este fin.

La Iglesia Católica admitió entonces haber tenido trabajadores forzosos y, junto a la creación de ese fondo, encargó la elaboración del estudio, que será presentado el 4 de abril por el ex presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Maguncia Karl Lehmann.

La Iglesia Evangélica admitió asimismo en el 2000 haber tenido trabajadores forzosos y contribuyó al fondo creado por el gobierno y la industria germana, con un total de 5.000 millones de euros, para indemnizar a los llamados esclavos del nazismo.

La católica, en cambio, creó su propio fondo, al que destinó unos 2,5 millones de euros.

Se estima que el Tercer Reich entregó a sus empresas colaboradoras cerca de ocho millones de trabajadores forzosos.

Los que fueron entregados a instituciones eclesiásticas eran en cierto modo los más afortunados, puesto que fueron empleados en labores de cocina, limpieza o agrícolas.

Niña de 11 años muere después de que sus padres resaran en lugar de llevarla al médico

Fanatismo religioso extremo: Madeline Kara Neumann murió el domingo a causa de una diabetes que no recibió atención médica. Sus padres optaron por rezar, creyendo que la fe ayudaría a curar a su hija, en lugar de llevarla al médico. Kara sufría un tipo de ketoacidosis diabética, un problema que es perfectamente tratable. Sus padres atribuyen la muerte de su hija a que no tienen suficiente fe, y aún creen en la resurrección de su hija. Más información Foxnews.com

Cataluña, cada vez más secular

Misa de domingo en la parroquia de Sant Oleguer. El órgano cubre el vacío de las doce y media en la cita más concurrida de esta iglesia de barrio de Barcelona. "No hay poca gente, seguimos viniendo los de siempre", defiende un devoto. Los fieles han envejecido juntos, pero en la sala no habrá quien los releve. De la treintena de asistentes, apenas cuatro aparentan cierta juventud. Dos de ellos, niños.

    Sólo el 38% de recién nacidos se bautizó en 2005. En 2001, fue el 54%

    "Los católicos deben adaptarse a una situación de minoría"

    La escena sigue la senda que esbozan las estadísticas: Cataluña se seculariza. Los catalanes se desvinculan de un catolicismo que ya no es mayoritario ante una sociedad laica.

    "El monopolio de la Iglesia se acabó. Y no volverá", asegura el director del Instituto de Sociología de la Religión, Joan Estruch. De las 30.970 bodas celebradas en el territorio en 2006, el 62,6% fueron civiles. Una cifra puntera en España, donde los matrimonios al margen de la Iglesia se quedan en el 44%. El dato incide en la brecha abierta en 2004, primer año en que las bodas civiles superaron a las eclesiásticas.

    Las razones parten de una sociedad con anhelos de liberarse del velo católico que, décadas atrás, lo empapaba todo. "Cataluña constituye una de las regiones más secularizadas de Europa. Los católicos deben adaptarse a una situación de minoría", expone el sociólogo Salvador Cardús, quien opina que la nostalgia de otros tiempos ha propiciado el ascenso de grupos radicales que evidencian el deterioro del poder episcopal. "Con la pérdida de fuerza social, la Iglesia ha dado más protagonismo a estos colectivos", esgrime Cardús. Se refiere a plataformas agitadoras procatólicas como E-cristians, creada en 2001. Mientras estos católicos reivindican su dogma a golpe de pancarta, la influencia de su doctrina cae a ritmo vertiginoso. "Por eso queremos corregir la ausencia de lo cristiano en la vida pública", sostiene Miró Ardèvol, fundador de esta asociación que señala, en un reciente estudio, que sólo el 6% de los jóvenes de entre 13 y 18 años son católicos. De ahí la necesidad de "salvar las raíces cristianas, que son la base del país", explica Ardèvol. Para ilustrarlo, expone la teoría del pesebre: "No todo el que lo tiene en casa va a misa o es creyente", asegura. Estruch sospecha que el belén de E-cristians esconde una trinchera más compleja. "Lo venden como una pérdida de las esencias, cuando es un proceso imparable de normalización social", corrige.

    María José Fuentes, de 33 años, aún se acuerda de cuando colocaba con cuidado los camellos, bien alejados del caganer. "Hace muchos años, luego te vas desengañando", explica. Por eso bautizó a Marina, su hija, sin Dios de por medio. "Queríamos festejar su nacimiento aunque no seamos católicos", dice. Y celebró un bautizo civil, igual que hizo después con su hijo Gabriel, en el Ayuntamiento de Igualada, donde reside. "Se trata de dar la bienvenida al recién nacido como ciudadano", explican en el consistorio igualadino. "Y se llama acogimiento civil", insisten sobre esta ceremonia que inventaron en 2004. Entonces, la Conferencia Episcopal reaccionó en contra como si de intrusismo se tratara. "El bautizo civil es una estupidez radical", dijo el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares. En Igualada, para evitar problemas, cambiaron bautismo por acogimiento. Y el arzobispo Cañizares moderó sus embates: "Acogimiento civil, una estupidez".

    El rifirrafe evidencia la pujanza de los ritos no católicos (ahora se celebran acogimientos o bautizos civiles en distintos puntos de España) y la resistencia de algunos ante la pérdida de influencia que implican. El primer factor es clave para ilustrar una sociedad que se separa del cristianismo; el segundo, para entender un sector católico que huye de sus autoridades. "La actitud agresiva de los obispos se lleva mucho mérito en el ateísmo actual", asegura Jaume Botey, portavoz de la entidad Cristianos por el Socialismo. "Quieren conservar su poder a toda costa. Pero no pueden poner puertas al viento", esgrime. Botey, católico con muchas horas de vuelo, ve necesario el desplome eclesiástico. "Demuestra una madurez social muy positiva", explica. Una mayoría de edad que, insiste, también debe afrontar la Iglesia. "Necesita purificarse, convertirse en un grupo que cree y no que impone. Un espacio de los propios creyentes y no una esfera social obligada". Estruch coincide en detectar este catolicismo hastiado, difuso. "Son los cristianos que dicen: ya se lo harán ellos", exclama.

    La merma de influencia se constata hasta en las declaraciones de renta. La casilla eclesiástica ha pasado del 17,1% de 2001 al 12% en 2006. Bautizos, primeras comuniones y confirmaciones van en retroceso. Y el porcentaje de bebés que ingresan en el cristianismo pasó del 54% en 2001 al 37,8% en 2005. En seis años, los seminaristas catalanes han pasado de 152 a 106. "El catolicismo en España era sociólogico, no espiritual", razona Botey. Por eso, muchos jóvenes excluyen la religión católica de su cultura cotidiana. "Y no se sienten desarraigados", señala Estruch, "porque nunca han sentido la cultura cristiana".

    El País

    23 de marzo de 2008

    ¿Se Puede Prescindir de la Religión?

    El retorno de la religión adquirió, durante estos últimos años, una dimensión espectacular y a veces inquietante. Occidente no se encuentra a resguardo de este fenómeno. Lo que regresa es el dogmatismo, en muchas ocasiones acompañado por el oscurantismo, el integrismo y el fanatismo. Sería una equivocación que les regalásemos el terreno. El combate de la ilustración sigue vivo, pocas veces ha sido tan vigente. Se trata de un combate por la libertad. ¿Estás dispuesto a sumarte, o prefieres vivir de rodillas?

    Durante la semana que los cristianos denominan "santa" y que en mi ciudad, Asunción, se estuvo lejos de vivir ese concepto, me tomé el tiempo, a raíz de éstos días feriados, de leer detenidamente El alma del ateísmo, de André Comte-Sponville, donde plantea, filosóficamente, tres preguntas: ¿Podemos prescindir de la religión? ¿Existe Dios? ¿En qué consiste la espiritualidad de los ateos? Argumenta con un lenguaje sencillo que lo verdaderamente importante no es Dios, ni la religión, sino la vida espiritual. Que lo fundamental no es la fe en algo cuya existencia desconocemos, sino la fidelidad, que es lo que queda de la fe cuando se ha perdido.

    Esta nota se enfoca en la primera cuestión, donde resumo la noción general con las que Comte responde y sumo nociones personales al argumento. ¿El combate del que hablamos es contra la religión? Sería equivocarse de adversario. Más bien a favor de la tolerancia, el laicismo y la libertad de creencia o de incredulidad. El oscurantismo, el fanatismo y la superstición me producen horror. La espiritualidad, un bien demasiado precioso para dejar en manos de éstos. La tolerancia, otro bien para dejarlo en manos de la indiferencia. Este combate se denomina: Laicismo.

    Comencemos por lo más fácil. Por definición lo absoluto nos supera. Las religiones, no. Estas son humanas y en cuanto tales accesibles al conocimiento y a la crítica. Ellas forman parte de la historia, la sociedad y el mundo, no sus doctrinas, todas mitológicas.

    Sobre la posibilidad de vivir sin religión, supone primero que sepamos de qué hablamos al hablar de religión. Para ello necesitamos una definición. Se cita con frecuencia, por lo aclaratoria que es, la que daba Durkheim, en el primer cápitulo de Las formas elementales de la vida religiosa: "Una religión es un sistema solidario de creencias y prácticas relativas a las cosas sagradas; es decir, separadas o prohibidas, creencias y prácticas que reúnen en una misma comunidad moral, llamada Iglesia a todos aquellos que se adhieren a ellas". Así, todo teísmo es religioso, pero no toda religión es teísta.

    La definición de Durkheim, centrada en las nociones de sagrado y de comunidad, nos ofrece el sentido amplio, sociológico de la palabra "religión".

    Una segunda definión la plantea Comte, más teológica o metafísica. "Una religión es casi siempre una creencia en una o varias divinidades". Así, la necesidad de creer tiende a prevalecer sobre el deseo de libertad. Evidentemente el judaísmo, el cristianismo y el islamismo son religiones, en el sentido estricto que define el filósofo francés.

    ¿Cuál es la mayor fuerza de las religiones?, se plantea Comte y responde: No consiste en tranquilizar a los creyentes respecto de su propia muerte. Quizás necesitan un dios para consolarse, para escapar, este es el sentido de Kant, de los "postulados de la razón práctica" del absoluto y la desesperación, o sencillamente para dar una coherencia a sus vidas.

    Sosteniéndose en Epicuro explica que la fortaleza está al afrontar la muerte de los seres queridos. Lo que la religión aporta no es únicamente un posible consuelo, la promesa de volver a encontrarse en el paraíso, sino también un ritual necesario, un ceremonial que ayuda a afrontarla, a integrarla, y en definitiva a aceptarla. La fuerza de la religión, en estos momentos, no consiste en otra cosa que en nuestra propia debilidad frente a la nada y más la debilidad de nuestros seres queridos.

    Ante este escenario, ¿se puede prescindir de la religión? Desde el punto de vista individual, es a la vez simple y matizado: hay individuos, de los que formo parte, que se las arreglan muy bien sin ella. La tolerancia es la única respuesta satisfactoria para nuestra pregunta así entendida.

    Pero la palabra "se", que da entrada al título, puede designar asimismo a una colectividad, una sociedad, e inclusive a la humanidad en su conjunto. La pregunta adquiere entonces un sentido muy diferente, menos individual que sociológico.

    Aquí todo depende no ya de quién, sino de qué se habla. Todo depende de qué se entiende por religión. Si entendemos la palabra en su sentido occidental y restringido, como la creencia en un dios personal y creador, entonces la pregunta se resuelve históricamente. Una sociedad puede prescindir de religión. El confucianismo, el taoísmo y el budismo desde hace mucho lo han probado; así también la desaparición de grandes religiones, como el mitraísmo.

    En cambio, si tomamos la palabra "religión" en sentido amplio o etnológico, la pregunta sigue abierta. La historia, por mucho que nos remontemos al pasado, no registra sociedad completamente desprovista de ella. No conocemos ninguna gran civilización sin mitos, sin ritos, sin sacralizar, sin creencias en fuerzas invisibles o sobrenaturales, en suma, sin religión. La diferencia de todas ellas con el cristianismo es que nadie en la antigüedad pretendió en serio que sus dioses fuesen personajes históricos. ¿Debemos concluir que siempre será así? Con la religión sucede lo mismo que con la bolsa; los resultados pasados no prejuzgan los resultados futuros.

    Tal vez la etimología pueda echarnos alguna mano. ¿Cuál es el origen de la palabra "religión"?. La respuesta más frecuentemente escuchada me parece la más dudosa. Varios autores, desde Lactancio o Tertuliano, pensaban que el latín religio viene del verbo religare, que significaba "religar". Se dice entonces que la religión es lo que religa. Si se supone que todo vínculo es religioso, como sugiere la etimología, ninguna sociedad podría prescindir de la religión. La presuposición de que todo vínculo es religioso equivale a vaciar el concepto de religión de cualquier sentido razonablemente preciso y operativo.

    Lo que vincula a los creyentes entre sí, desde el punto de vista de un observador ajeno, no es un dios, cuya existencia puede ser dudosa, sino el hecho de que comulgan en la misma fe. Esta definición, según Durkheim, es el verdadero contenido de la religión, pues favorece la cohesión social al reforzar la comunión de las conciencias y la adhesión a las reglas del grupo. A esto es lo que se llama la "comunión", comulgar es compartir sin dividir. Parece paradójico, de hecho cuando se trata de bienes materiales resulta imposible; en cambio, se puede comulgar en el placer de comer juntos una rica cena.

    Considero, junto con Comte, que la segunda etimología es la más verosímil. Muchos lingüistas piensan, como hacía ya Cicerón, que religio proviene más bien de relegere que podía significar "recoger" o "releer". En este sentido, la religión es lo que se recoge o se relee: los mitos, los textos fundadores, una enseñanza, uno o varios libros, una lectura, principios, regla; en resumen, una revelación o una tradición pero asumida, respetada, interiorizada, al mismo tiempo, individual y común. La religión según esta etimología es el amor por una palabra, una ley, o un libro.

    A base de recoger o releer las mismas palabras, se acaba por comulgar en las mismas creencias. Releemos, luego vinculamos. Sinceramente, ¿sentís la necesidad de creer en un dios para pensar que la sinceridad es preferible a la mentira; que el valor es preferible a la cobardía; que la generosidad es preferible al egoísmo. La fe es una creencia, la fidelidad, un compromiso y un reconocimiento.

    Concluyendo, una sociedad puede prescindir perfectamente de religión, en el sentido occidental y restringido de la palabra, quizá también podría prescindir de lo sagrado o de lo sobrenatural, pero no puede prescindir de comunión, ni de fidelidad. Esta exigencia es válida para todas las civilizaciones.

    ¿Creer o no creer en un dios? La cuestión de la fe no podría eclipsar a la cuestión de la fidelidad. Ya no es la religión la que funda la moral, sino la moral la que funda la religión. La pérdida de la fe no altera para nada el conocimiento: sopere aude, como decía Kant; atrévete a pensar, a utilizar tu entendimiento; atrévete a distinguir entre lo posiblemente cierto y lo ciertamente falso. Lo que le confiere valor a la vida humana no es el hecho de que la persona en cuestión crea o no en un dios. Lo que da valor no es la fe, tampoco la esperanza, sino la capacidad de amor, compasión y justicia de que somos capaces.

    No esperemos a ser salvados para ser humanos.

    Christian Gadea Saguier

    22 de marzo de 2008

    Mayoría Protestante en Estados Unidos llega a su Fin

    El 51% de la población estadounidense se considera protestante, pero sólo el 43% de los norteamericanos de entre 18 y 29 años se declara adscrito a esta confesión, según una encuesta realizada por The Pew Forum on Religion & Public Life. Si este patrón generacional persiste, los días de la “mayoría moral” protestante norteamericana se acercan a su fin, según Time.

    889417-1095325El catolicismo ha sido el que mayores pérdidas ha sufrido como resultado de los cambios en las afiliaciones religiosas de los norteamericanos: mientras que uno de cada tres americanos (el 31%) ha crecido en la fe católica, hoy día sólo uno de cada cuatro (el 24%) se describe a sí mismo como católico. En total el 28% de los adultos ha emigrado a otra religión o hacia el ateísmo. Por Yaiza Martínez.

    Ateísmo, agnosticismo y competitividad

    En el grupo de personas que no se declaran adscritas a ninguna religión particular (el 16,1% de la población) también se produce una marcada diversidad. Aunque una cuarta parte de este grupo está formado por aquéllos que se describen ateos o agnósticos (1,6 y 2,4% de la población respectivamente), lo cierto es que un 12,1% de la población general simplemente señala que no sigue ninguna religión concreta.

    Pero incluso las religiones menos importantes de Estados Unidos reflejan una diversidad interna considerable, señala la encuesta. Por ejemplo, la mayoría de los judíos (el 1,7% de la población adulta global) se identifica con uno de los tres grupos principales: judíos ortodoxos, conservadores o reformistas.

    En el caso de los budistas (0,6% de la población general) ocurre algo parecido: el porcentaje se reparte entre el budismo zen, el budismo theravada o el budismo tibetano. Los musulmanes (0,6%) son suníes o chiítas.

    Además de la diversidad, también se da un movimiento constante en lo que la encuesta denomina “el mercado religioso americano”. Los grupos religiosos principales simultáneamente ganan y pierden seguidores. Y los grupos pequeños también reciben y pierden adeptos en mayor o menor medida.

    La escena religiosa norteamericana es dinámica, informa la encuesta y, al parecer, también está condicionada por las edades de la población: por ejemplo, más del 60% de los norteamericanos mayores de 70 años son protestantes, pero sólo el 43% de los norteamericanos de entre 18 y 29 años también se declaran protestantes. Según el informe, si este patrón generacional persiste, el protestantismo seguirá perdiendo adeptos en los próximos años. Por esta razón, la revista TIMESONLINE comenta al respecto del protestantismo que los días de la “mayoría moral” protestante Americana se acercan a su fin.

    vía Tendencias

    20 de marzo de 2008

    El Gobierno Saudí Ejecuta un joven de 23 años por se Cristiano

    meca_asesinato_cristianoAbdulrajman Mohamed Saleh, de 23 años, fue ejecutado este pasado 18 de marzo en la Meca, capital de Arabia Saudita. Su delito había consistido en abandonar el islam por el cristianismo. Otro claro ejemplo de que las religiones en el mundo no hacen otra cosa que inculcar odios y guerras, hoy y ayer.

    La experiencia religiosa que había tenido, no hace más de dos meses, le bastó para que fuera detenido inmediatamente por las autoridades. A continuación, sin posibilidades de defensa y con un juicio sumario, la ley saudita acabó con su vida, transformándolo en un nuevo mártir cristiano del siglo XXI en plena celebración de la Semana santa cristiana.

    Su padre tuareg había sido técnico petrolero, oriundo de Malí. Con su esposa tuvieron 11 hijos, entrre los que se encontraba Abdulrajman. Uno de sus diez hermanos se convertió al Evangelio por el testimonio cristiano que le había dado un extranjero. No salió indemne, ya que le valió 2 años de cárcel, de la que finalmente pudo librarse; hoy reside en cierto país del Magreb que no mencionamos por razones de seguridad. Máxime cuando esta noticia que están leyendo ha sido difundida desde este país africano, a través de misioneros evangélicos con quienes colabora estrechamente el mencionado hermano.

    DETENCIÓN Y MUERTE

    Pero Abdulrajman —nacido el 7 de febrero de 1985, con documento de identidad saudita Nº AB 6.650.340— no corrió igual suerte: sus últimos días los pasó detenido en la cárcel Riad Alhaier, del barrio Sharaia, de la Meca. Un familiar suyo recibió la noticia de forma inesperada: una llamada de las autoridades locales informándole de la detención de Abdulrajman, que permanecía incomunicado, y que habría de ser ejecutado de forma inminente. Y desgraciadamente así sucedió, exactamente el 18 de marzo de 2008 la "justicia" saudí ejecutó la sentencia de muerte.

    ARABIA SAUDÍ

    Arabia saudí, a la par que es el mayor productor de petróleo del mundo, se considera como el guardián del verdadero islamismo. Aplica una interpretación de la ley coránica rigurosa, a menudo a rajatabla: el llamado wahabismo.

    Haciendo caso omiso a los más elementales derechos humanos, lleva al cadalso a muchos de quienes han apostatado de la fe de Mahoma. Y no lo hacen fuera de la ley, al menos de su ley, sino bajo ella.

    La paradoja es que ahí mismo, en la propia península arábiga, operan algunas de las grandes multinacionales (petroleras) más grandes del mundo, sin que ni ellas ni los países que representan dejen sentir de alguna forma a la tiranía de los Saud que estas atrocidades son barbaries indignas del ser humano.

    18 de marzo de 2008

    Los Nuevos Pecados Capitales

    7gluttony_cover_t Marcelo Justo (BBC Mundo).- Quien diga que la Iglesia no actualiza su doctrina con los tiempos, no conoce a Monseñor Gianfranco Girotti, director del penitenciario apostólico, organismo que supervisa la confesión y las indulgencias plenarias de la iglesia.

    Según el órgano oficial del Vaticano, "L'Osservatore Romano", Monseñor Girotti concluyó que la vieja lista de pecados elaborada por el Papa Gregorio Magno en el siglo VI y popularizada por Dante en La Divina Comedia, no bastaba para describir los tiempos modernos.

    A partir de ahora tenemos pecados capitales en los tiempos de la globalización.

    "Uno no ofende a Dios solo al robar, blasfemar, o desear la mujer del prójimo, sino también cuando uno daña el medio ambiente, participa en experimentos científicos dudosos y manipulación genética, acumula excesivas riquezas, consume o trafica drogas, y ocasiona pobreza, injusticia y desigualdad social", dijo Monseñor Girotti.

    Ese infierno tan temido

    La nueva lista de Monseñor nos facilita un poco las cosas porque en vez del tortuoso examen de conciencia de la confesión y la sinceridad del arrepentimiento que debían hacer nuestros antepasados, basta con consultar la revista Forbes para encontrar quienes van a poblar el infierno.

    De acuerdo con el ranking de super millonarios publicado a principios de marzo por la revista, se puede anticipar que allí se dirigen el inversionista Warren Buffet, campeón indiscutido hoy en día en el rubro de las fortunas obscenas, el mexicano Carlos Slim, número dos, y ese tercerón de Bill Gates.

    Con el pecado mortal de la contaminación ambiental habría que deslindar responsabilidades o directamente enviar al infierno a la mayoría de los estadounidenses, los grandes contaminadores del planeta, y también a los chinos, que si siguen así no se van a salvar de las llamas.

    Con los científicos es más fácil: si se dedica a la manipulación genética, derecho al infierno.

    Creo que los narcotraficantes nunca se hicieron ilusiones respecto a su destino, pero el caso de los drogadictos me parece más complejo: ¿sería justo que terminen en el infierno después de haberlo vivido en la tierra?

    ¿No deberían tener una conmutación de la pena?

    En fin, la doctrina eclesiástica está hecha de vaivenes y puntos oscuros, como el sexo de los ángeles.

    Ni siquiera el infierno es un lugar seguro.

    En 1999 el entonces papa Juan Pablo segundo había aclarado que no era un lugar sino una situación: el alejamiento de Dios.

    El año pasado, el actual papa Benedicto XVI dijo que el infierno existe.

    Y, por lo que se ve, en estos tiempos de la globalización estará tan lleno que pronto tendrán que construirle una sucursal para albergar a sus nuevos reclusos.

    Actualización - Respuesta del Vaticano

    CIUDAD DEL VATICANO, martes, 11 marzo 2007 (ZENIT.org).- «El Vaticano no ha publicado una nueva lista de los siete pecados capitales», han aclarado este martes fuentes de la Iglesia católica.

    La Oficina de Comunicación de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, ha emitido un comunicado para hacer esta aclaración en respuesta a varios artículos de prensa.

    «No existe ningún edicto vaticano nuevo», aclara el comunicado, explicando que la confusión se ha debido a la interpretación que han hecho algunos órganos informativos de una entrevista publicada en la edición italiana cotidiana de «L'Osservatore Romano», con fecha del 9 de marzo.

    El entrevistado es monseñor Gianfranco Girotti, obispo regente del tribunal de la Penitenciaría Apostólica. El penitenciario mayor es el cardenal estadounidense James Francis Stafford.

    El periodista Nicola Gori ha preguntado al prelado: «¿Cuáles son, según usted, los nuevos pecados?».

    «Hay varias áreas dentro de las cuales hoy percibimos actitudes pecaminosas en relación con los derechos individuales y sociales», responde monseñor Girotti.

    «Ante todo el área de la bioética, dentro de la cual no podemos dejar de denunciar algunas violaciones de los derechos fundamentales de la naturaleza humana, a través de experimentos, manipulaciones genéticas, cuyos efectos es difícil prever y controlar».

    «Otra área, propiamente social, es el área de la droga, con la que se debilita la psique y se oscurece la inteligencia, dejando a muchos jóvenes fuera del circuito eclesial».

    Está también «el área de las desigualdades sociales y económicas, por las que los pobres se hacen cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos, alimentando una insostenible justicia social, el área de la ecología, que reviste hoy un importante interés».

    Puede leerse la entrevista original en italiano en http://www.zenit.org/article-13786?l=italian


    Y le dijo un discípulo a otro...

     

    No te preocupes tanto por corroborar las fuentes; total, no creo que nadie se vaya a tomar todo esto al pie de la letra…

    – un chiste de Sirpress para New Yorker

    16 de marzo de 2008

    El Cuerpo de Padre Pio no tiene Estigmas

    El domingo 9M terminó para los fundamentalistas católicos españoles en absoluto desastre, como si de un castigo divino se tratase. No sólo han tenido que vivir la indignidad de verse rechazados en las urnas después de haberse movilizado políticamente al máximo de lo que eran capaces sino que pocas horas antes, a las 00:00h y un minuto de ese mismo día para ser exactos, habían tenido una derrota mucho más profunda : frente al sepulcro abierto del Padre Pío, un monje capuchino muerto hace 40 años y canonizado en 2002, el Arzobispo de Manfredonia, Domenico D'Ambrosio, anunciaba lo que muchos fieles temían: ¡El Santo no tenía las llagas de Jesús!.

    estigmas_padre_pio Por razones no del todo claras, el Vaticano había decidido exhumar al Padre Pío dejándole a la vista de los fieles por unos meses con motivo de los 40 años de su muerte. Ya entonces, en el momento de su entierro, se había rumoreado que sus famosos estigmas, los mismos que Jesús y que aquejaban al santo hombre desde su juventud, habían desaparecido y se esperaba un desmentido teniendo finalmente la posibilidad de observar directamente su cuerpo. Quién sabe si la prisa y las emoción de los doctores que habían acompañado Padre Pío en sus últimos instantes les habían privado de la serenidad necesaria para observar bien el fenómeno. Pero no, el Arzobispo fue categórico: Ni rastro del milagro.

    Ademas, para más inri , el alto prelado declaró que estudiando minuciosamente sus manos no sólo se conservaban perfectamente y sin heridas, sino que hasta parecían recien salidas de las atenciones de una manicura. Para alguien como el Padre Pío que había basado gran parte de su fama sobre el hecho de experimentar constantemente en sus manos el dolor de la crucifixión de Jesús y que durante 50 años afirmó perder gran cantidad de sangre por estas profundas llagas, el buen aspecto post-mortem de sus extremidades era un verdadero acto de acusación.

    padre_pio_estigmas Todo esto puede parecer de otros tiempos, historias de poca relevancia en el mundo moderno, pero sorprendentemente no es así. El culto al Padre Pío es uno de los más importante del Catolicismo de hoy. Mueve millones de creyentes y genera un fervor que es la fuerza de base el poder política de la Iglesia. En el 2004 el gran Architecto Renzo Piano acabo la construcción de una gigantesca basílica en el sur de Italia, donde el Santo está sepultado y se ha transformado en un lugar de peregrinación muy frecuentado. Asimismo, en España, el Padre Pío está muy presente y sus pequeñas imágenes santas se ven por todas las partes.

    Después de dos años enfrentándome, a veces violentamente, con mentes capaces de creer que un hombre como el padre Pío puede levitar, generar perfumes dulces, estar en dos sitios en el mismo tiempo, curar el cancer y otras enfermedades y que de sus manos, pies y a la altura del corazón mana sangre misteriosamente, he aprendido a no reirme de estas afirmaciones. Para mantener hoy en dia estas creencias, hay que tener una pasión ciega en tu Fe y esto significa rechazar cualquier duda, cualquier debilidad. Esto genera una mentalidad constantamente en la defensiva, llena de oscuros recelos y de inseguridades. Son personas muy útiles para los que les saben manipular. Muy fieles y trabajadores incansables cuando se entregan a ti: Son el material del que se hacen las sectas.

    Me he dado cuenta también de que muchos laicos subestiman el potencial o las consecuencias de esta realidad . El resultado es que después, a la hora de las decisiones importantes, cuando la sociedad se define, los mismos laicos se sorprenden del poder que manejan todavía esta gente. Sobre todo que se quedan asustados por la mala leche con la que saben luchar porque ni imaginaban lo profunda, visceral e irracional que es la fe que les motiva.

    He tenido que pasar por dos años de locura obscurantista para empezar a medir lo que la religión significa de verdad y esta experiencia de primera mano me permite afirmar que lo que no se halló en el Sepulcro de Pietrelcina puede ser una arma importante contra este fanatismo. Como prueba de esta afirmación se puede citar la violenta controversia que generó en Italia la publicación, a finales del año pasado, de un libro escrito por Sergio Luzzatto que demostraba, con documentos del propio Vaticano, que el monje utilizaba acido fénico para provocarse las heridas. Hay que destacar que en España, el mundo eclesiástico tomo muy en serio esta amenaza, llenando sus medios de artículos denigrando la profesionalidad del historiador italiano, demostrando así que ciertas personas aquí son muy conscientes de la importancia política de estas supersticiones.

    Lo que es cierto es que si Zapatero en su nuevo mandato, cumple con su intento de modernizar a España haciendo de este país un modelo de Estado Laico donde no haya lugar para la ignorancia, la reacción de los que manejan el oscurantismo será implacable, continua y sin escrúpulos. Tenemos que prepararnos mentalmente para resistir estas intensas presiones en nombre de la Razón. Eso sí, las cosas no pueden empezar con mejor augurio:

    Los manos del Santo Pío de Pietrelcina no tienen estigmas.

    La Mitad de los Jóvenes Españoles es Atea o Indiferente a la Religión

    Estudioso hispano dijo que entre la población de menor edad de su país, el ateísmo es una posición más suave, pluralista y tolerante, que la de los mayores donde el rechazo a Dios es más pasional.

    La mitad de los jóvenes españoles se definen como ateos, agnósticos o indiferentes ante los dictados de la Iglesia Católica, frente a la que ocupan cada vez posiciones más alejadas, lo que puede llevar a una pérdida "no sólo de la religión, sino de la cultura católica en España".

    Esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio realizado por el catedrático en Sociología Alfonso Pérez-Agote, "Las tres oleadas de secularización de las conciencias", en el que asegura que por primera vez entre los jóvenes hay un trasvase de católicos practicantes y no practicantes a posiciones más alejadas de la religión.

    En una década, entre 1994 y 2005, los jóvenes católicos practicantes han pasado de 18 a 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39.

    Simultáneamente, los ateos, indiferentes y agnósticos han pasado del 22 al 46 por ciento, según datos de la Fundación Santa María.

    "El ateísmo de los mayores es duro, activo, militante, de enfrentamiento, de queja frente a la Iglesia. En los jóvenes, acostumbrados a vivir en un medio variopinto, es una posición más suave, pluralista y tolerante", dice Pérez-Agote.

    El informe constata también la evolución de la sociedad española a posiciones más abiertas.

    Según datos del Centro español de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el 2007, en pocos años, el número de parejas que deciden casarse por la Iglesia y el de los que optan por ceremonias civiles se ha igualado.

    Se mantiene la tradición del bautismo, que reciben tres de cada cuatro españoles, aunque el 46 por ciento de ellos lo hace por costumbre.

    En cuanto a los rituales en torno a la muerte, los mayores prefieren el entierro y los más jóvenes la incineración.

    La gran mayoría de los católicos no parece seguir las directrices de la Iglesia en comportamientos políticos, económicos, profesionales o sexuales.

    Actualmente, ocho de cada diez españoles consideran aceptable vivir en pareja, siete de cada diez aceptan el divorcio y seis de cada diez el matrimonio entre personas del mismo sexo.

    La adopción por homosexuales divide la opinión, ya que el 43 por ciento la cree aceptable y el 41,7 por ciento lo contrario.

    Finalmente, el estudio demuestra que, para la sociedad actual, la ética no está asociada de manera exclusiva a tener creencias religiosas. (EFE)

    Estudioso hispano dijo que entre la población de menor edad de su país, el ateísmo es una posición más suave, pluralista y tolerante, que la de los mayores donde el rechazo a Dios es más pasional.

    La mitad de los jóvenes españoles se definen como ateos, agnósticos o indiferentes ante los dictados de la Iglesia Católica, frente a la que ocupan cada vez posiciones más alejadas, lo que puede llevar a una pérdida "no sólo de la religión, sino de la cultura católica en España".

    Esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio realizado por el catedrático en Sociología Alfonso Pérez-Agote, "Las tres oleadas de secularización de las conciencias", en el que asegura que por primera vez entre los jóvenes hay un trasvase de católicos practicantes y no practicantes a posiciones más alejadas de la religión.

    En una década, entre 1994 y 2005, los jóvenes católicos practicantes han pasado de 18 a 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39.

    Simultáneamente, los ateos, indiferentes y agnósticos han pasado del 22 al 46 por ciento, según datos de la Fundación Santa María.

    "El ateísmo de los mayores es duro, activo, militante, de enfrentamiento, de queja frente a la Iglesia. En los jóvenes, acostumbrados a vivir en un medio variopinto, es una posición más suave, pluralista y tolerante", dice Pérez-Agote.

    El informe constata también la evolución de la sociedad española a posiciones más abiertas.

    Según datos del Centro español de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el 2007, en pocos años, el número de parejas que deciden casarse por la Iglesia y el de los que optan por ceremonias civiles se ha igualado.

    Se mantiene la tradición del bautismo, que reciben tres de cada cuatro españoles, aunque el 46 por ciento de ellos lo hace por costumbre.

    En cuanto a los rituales en torno a la muerte, los mayores prefieren el entierro y los más jóvenes la incineración.

    La gran mayoría de los católicos no parece seguir las directrices de la Iglesia en comportamientos políticos, económicos, profesionales o sexuales.

    Actualmente, ocho de cada diez españoles consideran aceptable vivir en pareja, siete de cada diez aceptan el divorcio y seis de cada diez el matrimonio entre personas del mismo sexo.

    La adopción por homosexuales divide la opinión, ya que el 43 por ciento la cree aceptable y el 41,7 por ciento lo contrario.

    Finalmente, el estudio demuestra que, para la sociedad actual, la ética no está asociada de manera exclusiva a tener creencias religiosas. (EFE)

    Estudioso hispano dijo que entre la población de menor edad de su país, el ateísmo es una posición más suave, pluralista y tolerante, que la de los mayores donde el rechazo a Dios es más pasional.

    La mitad de los jóvenes españoles se definen como ateos, agnósticos o indiferentes ante los dictados de la Iglesia Católica, frente a la que ocupan cada vez posiciones más alejadas, lo que puede llevar a una pérdida "no sólo de la religión, sino de la cultura católica en España".

    Esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio realizado por el catedrático en Sociología Alfonso Pérez-Agote, "Las tres oleadas de secularización de las conciencias", en el que asegura que por primera vez entre los jóvenes hay un trasvase de católicos practicantes y no practicantes a posiciones más alejadas de la religión.

    En una década, entre 1994 y 2005, los jóvenes católicos practicantes han pasado de 18 a 10 por ciento y los no practicantes del 59 al 39.

    Simultáneamente, los ateos, indiferentes y agnósticos han pasado del 22 al 46 por ciento, según datos de la Fundación Santa María.

    "El ateísmo de los mayores es duro, activo, militante, de enfrentamiento, de queja frente a la Iglesia. En los jóvenes, acostumbrados a vivir en un medio variopinto, es una posición más suave, pluralista y tolerante", dice Pérez-Agote.

    El informe constata también la evolución de la sociedad española a posiciones más abiertas.

    Según datos del Centro español de Investigaciones Sociológicas (CIS) para el 2007, en pocos años, el número de parejas que deciden casarse por la Iglesia y el de los que optan por ceremonias civiles se ha igualado.

    Se mantiene la tradición del bautismo, que reciben tres de cada cuatro españoles, aunque el 46 por ciento de ellos lo hace por costumbre.

    En cuanto a los rituales en torno a la muerte, los mayores prefieren el entierro y los más jóvenes la incineración.

    La gran mayoría de los católicos no parece seguir las directrices de la Iglesia en comportamientos políticos, económicos, profesionales o sexuales.

    Actualmente, ocho de cada diez españoles consideran aceptable vivir en pareja, siete de cada diez aceptan el divorcio y seis de cada diez el matrimonio entre personas del mismo sexo.

    La adopción por homosexuales divide la opinión, ya que el 43 por ciento la cree aceptable y el 41,7 por ciento lo contrario.

    Finalmente, el estudio demuestra que, para la sociedad actual, la ética no está asociada de manera exclusiva a tener creencias religiosas. (EFE)

    11 de marzo de 2008

    Gracias al Secularismo, el Mundo gozará de PAZ

    El sociólogo Alan Wolfe no cree en una guerra de religiones, sino en su adaptación a la sociedad

    secularismo-paz La incorporación del secularismo a las creencias y prácticas religiosas asegurará la paz religiosa en el mundo, señala el sociólogo Alan Wolfe en un artículo publicado recientemente por la revista TheAtlantic.com. Los fanatismos religiosos, aunque existentes, así como la expansión de la religión en el planeta, no restan importancia a la expansión de la secularización, elemento que podría llegar a evitar el surgimiento de conflictos. Gracias al secularismo, las religiones se adaptan a las sociedades en las que viven, debilitándose así como fuerzas políticamente destructivas. Por Olga Castro Perea.

    Alan Wolfe director del Centro Boisi para la Religión y la Vida Pública del Boston College, de Massachusetts, y autor de una decena de obras sobre religión y política en Estados Unidos, ha analizado en un artículo publicado por la revista TheAtlantic.com la situación actual de la religión en el mundo y las posibilidades de que entremos o no en una nueva era de conflictos religiosos.

    En el futuro, señala Wolfe, el mundo gozará de una paz religiosa gracias al secularismo, que está permitiendo que las propias religiones se adapten y evolucionen en las sociedades en las que se desarrollan. Y aunque no nos libremos nunca del todo de los fanatismos, añade, no hay que olvidar que la sociedad sigue secularizándose, dando lugar a una transformación de las creencias y prácticas religiosas.

    El ser humano nunca ha carecido de razones por las que luchar, pero en los últimos dos milenios ha luchado sobre todo por ideas concernientes a lo divino. La política, la tecnología, la capacidad militar y las enfermedades, han jugado todas papeles decisivos en el desarrollo de la historia, pero resulta imposible comprender el levantamiento y la caída de los imperios, el choque de civilizaciones y la evolución del equilibrio del poder, sin considerar el fervor único que inspiran las religiones, y la velocidad con que las nuevas religiones se pueden extender.

    De hecho, cada surgimiento de una nueva pasión religiosa, aún produciendo el éxtasis y la revelación a algunos, ha desestabilizado las leyes establecidas, ha alimentado la intolerancia y ha conducido a la violencia entre los elegidos y los malditos.

    Parecería, a primera vista, que esta situación ha cambiado poco. Wolfe cita al respecto un artículo de “The Economist”, titulado, “Las Nuevas Guerras de la Religión” (The New Wars of Religion,) que proclamaba que la fe desestabilizará la política a lo largo de este siglo, en todos los lugares del planeta, y que, a mediados del siglo XXI, el 80% de la población del mundo estaría adscrito a una de las principales religiones.

    Algunos estudiosos de la religión han predicho qué religiones ganarán más adeptos durante las próximas décadas. El Pentecostalismo es uno de los candidatos favoritos porque está barriendo en Latinoamérica y África, señala Wolfe.

    Evolución religiosa hacia lo secular

    Los adeptos del Islam podrían constituir a su vez una quinta parte de la población mundial y, según muchos, sólo es cuestión de tiempo que llegue a superar al Cristianismo (profesado por un tercio de la población mundial actualmente) convirtiéndose así en la fe predominante en el mundo. Budistas e hinduistas juntos suponen el 20% de la población del planeta.

    Más allá de este “reparto” de la fe, existe una preocupación real por la posibilidad de que la intensa competición por captar almas llegue a generar una nueva era de conflictos y guerras religiosas, ahora con el problema añadido de que existen las armas nucleares. Si, de hecho, nos enfrentamos a un periodo de expansión religiosa como las vividas anteriormente por la humanidad, deberíamos despedirnos de la Ilustración y sus principios de tolerancia, afirma Alan Wolfe.

    A pesar de esta alarma con cierta base, Wolfe señala que no se debe ignorar que aún quedan dos factores básicos a tener en cuenta en el momento actual: por un lado, que muchas partes del mundo están experimentando un declive en las creencias y prácticas religiosas y, por otro lado, que allá donde las religiones están floreciendo, generalmente, también se está dando una evolución de éstas, a menudo de formas que permiten que las creencias religiosas se acoplen con más facilidad a las sociedades seculares, lo que las debilita como fuerzas políticamente destructivas.

    Según Wolfe, la respuesta a cuál religión dominará el futuro, al menos políticamente, podría ser la siguiente: ninguna de las anteriormente mencionadas.

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    Religión versus dinero

    Es cierto que la idea de la secularización inevitable ha decaído, a pesar de que el dogma de que el progreso material iría erosionando el fervor religioso siga pareciendo inexpugnable. El año pasado, el Pew Global Attitudes Project realizó un estudio con 44 países en los que se relacionó la capacidad adquisitiva de la población con las respuestas a una serie de preguntas relacionadas con la fe. El patrón resultante demostró que cuando Dios y el dinero se enfrentan, normalmente gana éste último.

    Así, según este sondeo, en Europa occidental Dios, si no ha muerto ya, conserva un débil pulso. A pesar de algunos incrementos en la implantación del cristianismo e incluso del Islam (en países como Francia o Gran Bretaña), las cosas han cambiado: por ejemplo, España e Irlanda fueron dos de los países europeos más religiosos y ahora mismo son de los menos religiosos del continente.

    No hace mucho, España estaba gobernada por un dictador fascista que colaboraba estrechamente con la Iglesia Católica, pero ahora se permiten en ese mismo país tanto las bodas homosexuales como la adopción por parte de parejas gay, lo que convierte a España en un país tan liberal como Massachussets, dice Wolfe.

    Por otro lado, la prosperidad de la Europa oriental en los últimos años ha hecho que descienda también la religiosidad en esa zona; mientras que en Latinoamérica también se vive un declive de la religiosidad: en 2006 Chile elige a un presidente que es hijo de una madre soltera y la pasada primavera México legaliza el aborto. Y, aunque el Pentecostalismo aumenta su implantación en Sudamérica, también crece la clase media secular en países como Argentina, Colombia o Perú.

    En los países asiáticos vuelve a cumplirse la proyección del estudio del Pew: Indonesia, uno de los países más pobres de la región, se cuenta entre los países más religiosos del mundo. China, más rica, es menos religiosa, al igual que la India, su principal rival en la lucha por la dominación futura de la economía mundial.

    El caso de Estados Unidos

    En cuanto a Oriente Medio, a pesar de los extremismos radicales religiosos que encontramos en países como Arabia Saudí, no es realista afirmar que el fundamentalismo islámico se extiende por toda la región, que es muy extensa, destaca Wolfe.

    De hecho, incluso en Arabia Saudí, de acuerdo con una encuesta realizada por la organización Terror Free Tomorrow, sólo el 15% de la población se mostró partidaria de las ideas de Osama Bin Laden, mientras el 69% apoyaba que se fortalecieran los lazos con Estados Unidos. En África, la religiosidad está ampliamente extendida, quizá incluso más que en Oriente Medio.

    Según Wolfe, los estadounidenses actualmente no sólo son más religiosos que los europeos, sino incluso más religiosos que los ciudadanos de algunos países latinoamericanos. Si se necesitan pruebas de que la religión permanecerá como un poder dominante en el futuro, hay que considerar el hecho de que la sociedad más poderosa del planeta también mantiene un altísimo grado de religiosidad: en nombre de Dios Estados Unidos ha invadido países, por ejemplo.

    Los norteamericanos saben relativamente poco de los relatos, las controversias teológicas o incluso de los textos sagrados de las creencias religiosas que han elegido seguir. En las últimas décadas, se ha vivido una ascensión de la derecha cristiana en los Estados Unidos, pero también han avanzado inexorablemente los ideales seculares, como la libertad personal y el pluralismo, propios de los años 60.

    A pesar de eso, en Norteamérica algunas corrientes religiosas, como el movimiento evangélico, han construido megaiglesias que se acoplan a las necesidades de los profesionales sin mucho tiempo, ofreciendo “productos” como centros de cuidado de día, grupos de auto-ayuda y sistemas de redes de oportunidades. De hecho, estas iglesias le deben más a las escuelas de negocios que a los textos teológicos, señala el autor.

    La paz religiosa gracias a la secularización

    Para Wolfe, independientemente de la relación entre dinero y religión, será el secularismo lo que garantizará la paz religiosa en el mundo. Esa paz será, de hecho, la consecuencia más importante del fortalecimiento secular del actual crecimiento de lo religioso. Todas las religiones tienden a ser protectoras con sus tradiciones y rituales, pero todas pueden también cambiar en función de las prácticas culturales de aquellas sociedades en las que se encuentran arraigadas.

    El mundo actual es en gran medida, o secular o tendente hacia la secularización, incluso en las regiones en vías de desarrollo y no sólo en los países desarrollados. El mundo no se librará nunca del todo del fanatismo, y la globalización es tan capaz de diseminar las ideas extremistas como la moderación más avanzada. Pero el fanatismo no debería ser confundido con la intensidad religiosa. Se puede creer apasionadamente a Dios y llevar en otros aspectos una vida equilibrada.

    Y los líderes religiosos con tendencia al fanatismo probablemente descubrirán que el precio de usar la fuerza para expandir la palabra de Dios, o tratar de monopolizarla, se convertirá en una agarradera muy endeble en el futuro.

    Además, el futuro podría llegar antes de lo que esperamos. Hemos visto la rapidez con que la religión se ha expandido en el pasado, reclamando adeptos de religiones de la competencia. Tanto el secularismo como las formas secularmente inspiradas de ser religiosos también se expanden rápidamente, incluso más que la religión. Tal vez llegue el día en que los historiadores miren al pasado, a nuestras próximas décadas, y lo vean no como a una nueva era de conflictos religiosos, sino como la era en la que la secularización conquistó el mundo, concluye Wolfe.

    50 Personas quedan Ciegas Intentando ver a la Virgen María en el Sol

    THIRUVANANTHAPURAM: Al menos 50 personas en el distrito de Kottayam en India han perdido la vista tras mirar directamente hacia el sol buscando una supuesta imagen de la virgen maria. Aunque las autoridades sanitarias han puesto una serie de carteles para desmentir el hecho de que la imagen de la virgen maría se le aparece a los creyentes en el sol, curiosos e incluso turistas extranjeros, han pasado por el lugar del "milagro".Los pacientes muestran varios grados de quemadura en sus retinas, algunos recuperarán algo de visión, pero verán efectos a largo plazo.

    Nota Original en inglés

    ¿Crees en Dios? Si-No Encuesta Mundial

    logo  
    Hay un site donde se encuesta a todo el mundo sobre la creencia en Dios - los resultados son SORPRENDENTES - Todavía hay países con pocos votos pero esto recien empieza. Las fuerzas encontradas del ateísmo y el Teísmo

    Do you believe in God?

    8 de marzo de 2008

    Clara muestra de que no se puede tomar la Biblia al pie de la letra

     

    "Hizo luego un mar de metal fundido, de diez codos de borde a borde; era perfectamente redondo, de cinco codos de altura, y un hilo de treinta codos ceñíale alrededor."

                                                                                                                                              - Reyes I, 7

    Consecuentemente para un evangelista  π = 3, y no se discute más.

    7 de marzo de 2008

    Evolucionismo vs. Creacionismo

    Una cebra no necesita correr más que una leona sino más que las otras cebras.

    Jorge Wagensberg

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    Uno de los argumentos preferidos por los creacionistas es la armonía que impera en la naturaleza; la perfecta forma en que todos los seres vivos están construidos para cumplir su papel en el ciclo de la vida evidencia la presencia de un ser superior. Un creador debe haberse encargado del trabajo pues es imposible que un sistema tan preciso y funcional haya surgido de otro modo. Algunos creacionistas disfrazaron sus ideas de ciencia para poder exigir que sean enseñadas en las escuelas y, en lugar de creacionismo, las llamaron Diseño Inteligente. La diferencia es nula, para los partidarios de D.I. los seres vivos presentan pruebas de haber sido diseñados por un ser superior: el Gran Relojero, Dios. Según ellos, si nos encontramos con un reloj debemos presuponer la existencia de un relojero que lo haya fabricado y extienden esta metáfora a la naturaleza. ¿Acaso un ojo humano no es una perfecta máquina en la que cada uno de sus componentes funciona con precisión y exactitud? El ojo es el ejemplo preferido por los creacionistas; argumentan que pone en entredicho la evolución y prueba la existencia de un diseñador. Ya que medio ojo no tiene sentido alguno, debió ser creado en su forma actual en lugar de haber evolucionado gradualmente. En realidad, medio ojo o, por ejemplo, un grupo de células fotosensibles puede que no tenga sentido para un creacionista, pero para el organismo que se vale de ellas para detectar la sombra o el movimiento de un depredador suponen la diferencia entre ser devorado o escapar, pero volveremos al ojo más adelante.

    En realidad la figura del Gran Relojero no funciona en absoluto como símil de la evolución. El Gran Chapucero sería mucho más acertado. Mas que un pulcro diseñador que hace engranajes precisos, la evolución se asemeja a un manitas que corta, pega, mueve, alarga o encoge las piezas con las que hace su trabajo y muy pocas veces diseña realmente algo nuevo.

    Darwin comprendió esto muy pronto y lo usaba para defenderse del creacionismo. Mientras otros científicos exhibían los grandes aciertos de la evolución ante los críticos, él se centraba en poner de relieve las redundancias, los apaños, los órganos vestigiales e incluso las imperfecciones. Después de todo, pocos creacionistas estaban dispuestos a admitir que su omnipotente Dios, a la hora de crear a los seres vivos, se había comportado, en lugar de como el Perfecto Diseñador Cósmico, como una especie de Pepe Gotera divino.

    En este artículo no voy a mostrar el traspiés de ningún científico ni el fraude de algún oportunista. Las chapuzas que voy a mostrar son responsabilidad única y exclusiva de la maravillosa naturaleza.

    1. ¡Necesito un dedo!

    Hacía mucho, mucho tiempo había un oso que necesitaba con urgencia un pulgar. Como ocurre con la mayor parte de los animales del orden Carnívoros, este oso tenía los dedos de sus patas adaptados para la carrera, dispuestos hacia delante. Pero nuestro oso, amante de la contemplación, no perdía el tiempo persiguiendo a sus presas o pescando salmones, ni siquiera buscando bayas en los arbustos. Prefería sentarse plácidamente, a varios miles de metros de altitud, donde ningún depredador pudiera importunarle, y pasarse el día masticando brotes de bambú, sumido en sus pensamientos. Sean cuales sean las meditaciones de un panda.

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    Para este tipo de vida, los osos panda no pueden sacarle mucho partido a sus dedos de antiguo depredador. Mucho mejor sería tener un pulgar con el que poder coger fácilmente las ramas de bambú... y el panda lo tiene. Si existiera un relojero divino encargado de diseñar al panda no habría necesitado pensar mucho. ¿Un pulgar oponible? Fácil, nosotros mismos tenemos uno y su funcionalidad nos parece tan clara que a veces olvidamos que este dedo no era usado para coger cosas por la mayoría de los vertebrados que lo tenían antes que nosotros. Un diseñador habría puesto al panda un pulgar como el nuestro con el que poder llevarse a la boca su apreciado bambú.

    Pero, como he avisado, la naturaleza es bastante más chapucera. El pulgar del panda no es un verdadero pulgar, ni siquiera es un dedo. El panda tiene los cinco dedos de sus patas delanteras en la posición típica de oso, apuntando hacia el frente. Su pulgar no es un sexto dedo real sino que está formado por un hueso de la muñeca, llamado sesamoide radial, hipertrofiado y cubierto por varios músculos que le dan movilidad. Vemos como la selección natural, en lugar de hacer imagebrotar un nuevo dedo a los pandas prefirió, en sentido figurado, claro, partir de una parte del oso usada para otros fines y modificarla hasta convertirla en un falso pulgar. Una auténtico remiendo que además conlleva que el panda tenga que cargar con un par de falsos pulgares en sus patas traseras a pesar de que no los usa para nada. Probablemente, sea genéticamente más complejo modificar los sesamoides de las patas delanteras y no hacerlo con las traseras que, simplemente, modificar ambos. Y, puesto que esos pulgares inútiles traseros no consumen demasiada energía ni molestan físicamente al oso, no hay ningún problema en dejarlos. ¿Alguien puede imaginarse a un diseñador haciendo algo así?

    2. Voy doblado

    Un diseñador se sentiría orgulloso de la manta raya. Con su forma aplastada este animal es perfecto para su hábitat bentónico, descansa sobre el vientre y sus ojos sobresalen del dorso.

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    Pero no sucede lo mismo con los lenguados. Como las rayas, éstos tienen una forma aplastada y un modo de vida similar, deslizándose sobre el fondo marino. Pero los lenguados, así como las platijas y los rodaballos, no descansan sobre el vientre sino sobre uno de sus lados. Las rayas descienden de los tiburones que presentan un cuerpo ya de por si aplastado, así que evolucionaron simplemente tendidas sobre el vientre. Pero los lenguados descienden de peces óseos que están comprimidos de forma lateral así que, cuando adoptaron la vida bentónica, en lugar de tenderse sobre el vientre se tendieron sobre un costado. Sus ojos están desplazados de forma grotesca hasta ocupar los dos el mismo lado de la cabeza y su boca se abre en vertical.

    3. Dolor de cuello

    Una jirafa puede llegar a los 5 metros de altura. Su largo cuello es lo más característico del animal y cualquiera podría pensar que tiene muchas mas vértebras en el cuello que nosotros. Es lo que habría hecho un diseñador competente.

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    Sin embargo, como ya vamos intuyendo, la evolución prefiere modificar lo que ya tiene antes que hacer auténticas innovaciones. La jirafa tiene exactamente las mismas vértebras en el cuello que el resto de los mamíferos, incluidos nosotros: siete. El hecho es que la selección natural ha optado por alargar y reforzar las siete vertebras existentes en lugar de añadir unas cuantas más.

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    4. ¿Flotar o respirar?

    A Darwin le gustaba mucho recalcar el reciclaje de órganos tan típico en la naturaleza, comprendía que era una baza contundente a favor de su teoría y en contra del creacionismo. Uno de sus ejemplos favoritos, pues lo cita seis veces en El origen de las especies, es el pulmón. Darwin se dio cuenta de que el pulmón y las vejigas natatorias de los peces eran homólogos y, puesto que estaba seguro de que los vertebrados terrestres descendían de los peces, dedujo que el pulmón había evolucionado a partir de la vejiga natatoria.

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    A pesar de que su línea de razonamiento era acertada, Darwin estaba equivocado. Sí, es cierto que las vejigas natatorias y los pulmones son órganos homólogos. También es cierto que los vertebrados terrestres descienden de los peces. Pero el caso es que es la vejiga natatoria la que evolucionó a partir del pulmón y no al revés. Los primeros vertebrados tenían un sistema respiratorio compuesto de branquias para extraer oxígeno del agua y de pulmones para respirar aire de la superficie. Todavía existen hoy en día muchos peces que conservan los pulmones. A partir de estos primeros peces evolucionaron los vertebrados terrestres, perdiendo las branquias y conservando los pulmones para respirar en tierra. Paralelamente, otra rama evolucionaba partiendo de estos antiguos peces, los teleósteos. Éstos conservaron las branquias para respirar bajo el agua y modificaron sus pulmones convirtiéndolos en vejigas natatorias. Los teleósteos son los mas abundantes de los peces y son los animales que uno asocia inmediatamente a la palabra pez, de ahí que Darwin los tomara por nuestros antepasados cuando en realidad son una rama paralela.

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    5. He visto cosas que vosotros no creeríais

    He dejado para el final la baza maestra de los creacionistas, el órgano que mas evidencia da de la existencia de un diseñador: el ojo. Ni siquiera es una idea original sino que se apoya en argumentos del propio Darwin, que en El origen de las especies decía:

    Parece completamente absurdo, lo confieso con franqueza, suponer que el ojo, con todos sus inimitables dispositivos para acomodar el foco a diferentes distancias , para admitir diferentes cantidades de luz, y para la corrección de las aberraciones esférica y cromática, pueda haberse formado por selección natural.

    Para desgracia de los partidarios del Diseño Inteligente el ojo no es el mejor ejemplo que podrían haber elegido como pieza clave de sus argumentos. Darwin poco después de escribir su anterior frase ya se había convencido del papel de la selección natural en el diseño del ojo: “El ojo, hasta día de hoy, me produce escalofríos, pero cuando pienso en las finas gradaciones conocidas, la razón me dice que debo vencer a los escalofríos”

    image Conocemos perfectamente la historia del ojo que, además, ha evolucionado de forma independiente en más de cincuenta ocasiones con resultados muy distintos y usando métodos completamente diferentes. Al contrario de lo que opinan los defensores del DI, medio ojo, como hemos visto, si que sirve para algo, incluso un cuarto de ojo o una centésima de ojo. Un simple y pequeño grupo de células fotosensibles son un importante avance, aunque tan solo sea por que le permiten al animal distinguir entre el día y la noche. Richard Dawkins, en Escalando el monte improbable, desarrolla las historias evolutivas de varios tipos de ojos, incluyendo el de los vertebrados, que tanto fascina a los creacionistas por su perfección.

    ¿Perfecto, dicen? Echamos un vistazo de cerca. Las fotocélulas de nuestros ojos apuntan hacia atrás, hacia el cogote en lugar de hacia el lugar por donde entra la luz. Como son transparentes, la luz las atraviesa y a pesar de estar colocadas al revés pueden desarrollar su función correctamente. Sin embargo, la consecuencia de esta curiosa disposición es que los nervios que las conectan al cerebro salen hacia delante, por el interior del ojo, hasta unirse formando el nervio óptico y atravesar la retina y esto si que tiene consecuencias: el punto ciego. El lugar donde el nervio óptico abandona la retina no puede contener fotocélulas y, por lo tanto, crean en nuestra visión una zona donde realmente no vemos nada. El cerebro extrapola información del resto de la imagen y rellena el punto ciego de modo que no vemos un agujero negro delante nuestra, pero tampoco vemos la realidad sino la suposición que hace el cerebro basándose en el resto de datos que le llegan.

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    Si el ojo hubiera sido diseñado, su creador habría colocado las células correctamente y los nervios saldrían hacia atrás sin mayor consecuencia, de hecho muchos invertebrados tienen sus fotocélulas situadas de la manera lógica. Pero como hemos visto, la naturaleza hace lo que puede con lo que tiene y le encantan los remiendos.

    Evolución del ojo humano (en inglés):

    Aunque un órgano puede no haber sido formado originalmente para un propósito determinado, si ahora sirve a ese propósito, podemos decir de forma justificada que ha sido elaborado especialmente para él. Así, en toda la naturaleza, casi cualquier parte de cada ser viviente probablemente haya servido, en alguna versión ligeramente modificada, a diversos fines, y haya actuado dentro de la maquinaria vital de muchas formas específicas primitivas y disjuntas.

    Charles Darwin

    FUENTES

    DARWIN, CHARLES, El origen de las especies, 1859

    DAWKINS, RICHARD, El gen egoísta, 1976

    DAWKINS, RICHARD, Escalando el monte improbable, 1996

    GOULD, STEPHEN JAY, Ocho cerditos, 1993

    GOULD, STEPHEN JAY, El pulgar del panda, 1980

    La Biblia, Iram y la Serpiente

    chesterbeatty Recurrí a la Biblia para buscar a los antepasados de Hiram, el arquetipo de maestro masón, pero que quede claro que el aborde a este libro es con ojos filológicos, filosóficos, simbólicos y alegóricos. Jamás se me ocurriría pensar que sus textos fueron inspirados y elaborados bajo el dictado de algún dios. Ninguno de sus libros fue revelado. ¿Por quién, además? Esas páginas no descienden del cielo, como tampoco las fábulas persas o las sagas mesopotámicas que aparecen en él.

    El Antiguo Testamento no es tan antiguo como lo afirma la tradición. Yahvé no dictó nada a nadie, y menos en una escritura desconocida en esos tiempos. La Biblia, que no es más que un conjunto de textos, según su propia etimología, fue compuesta en varios procesos de amalgamas de fuentes originalmente separadas, o por añadidos de fuentes originales, realizados por varias o numerosas manos, quizá durante un largo periodo, pero no es preocupación de este autor la datación de aquella.

    La parte de la Biblia que hoy conocemos como Antiguo Testamento es un conjunto de una cuarentena de libros que pretende recoger la historia y las creencias religiosas del pueblo hebreo que, aglutinado bajo la nación de Israel, apareció en la región de Palestina durante el siglo XIII a.C. Los análisis científicos han demostrado que buena parte de los libros legislativos, históricos, proféticos o poéticos de la Biblia son producto de un largo proceso de elaboración durante el cual se fueron actualizando documentos antiguos, añadiéndoseles datos nuevos e interpretaciones diversas en función del talante e intereses de los nuevos autores/recopiladores.

    De este proceso provienen anacronismos tan sonados como el del libro de Isaías, profeta del siglo VIII a.C., donde aparece una serie de oráculos fechables sin duda en el siglo VI a.C. (dado que se menciona al rey persa Ciro); la imposible relación de Abraham con los filisteos (descrita en Gen 21,32), cuando ambos están separados aún por muchos siglos de historia.

    La Iglesia católica oficial, así como sus traductores de la Biblia, sostienen que todos los textos incluidos en el canon de las “Sagradas Escrituras” han sido escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, y son, por tanto, obra divina. Tienen a Dios por autor principal, aunque sean al mismo tiempo obra humana, cada uno del autor que, inspirado, lo escribió. Más información al respecto lo encontrarán en Mentiras fundamentales de la Iglesia católica. Ediciones B. Barcelona, 1997, o en el iracundo ensayo de Fernando Vallejo, La puta de Babilonia. Planeta, Buenos Aires, 2007.

    Nos cuenta el libro primero de Reyes que Hiram, el fundidor de Tiro, era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. En otro libro, el segundo de Crónicas, relata que el mismo personaje es hijo de una danita. También el libro nos cuenta que esas dos tribus hebreas fueron las que volvieron al Becerro de Oro y renunciaron al elaborado por Moisés. Según la tradición hebrea, el estandarte de la tribu de Neftalí es una serpiente, y particularmente considero que esto pudo suceder por la herencia hebrea en Egipto, pues la tradición bíblica indica que Neftalí era el hermano elegido de José para representar a la familia del faraón. También la tribu de Dan, según el relato bíblico, representaba a la serpiente, y entre los hijos de Jacob era el hijo que debía juzgar.

    A los autores del Antiguo Testamento no les agradaban los danitas, a los que llamaban serpientes (Génesis 49:17). Sin embargo, adoptaron a Dani-El o Daniel, un dios fenicio, y lo transformaron en un profeta hebreo. Sus poderes mágicos eran como aquellos de los danitas que emanaban de la diosa Dana y sus serpientes sagradas. Daniel no era un nombre de persona sino un título. Los judíos habrían realizado un sincretismo entre las creencias de la India, Egipto y Fenicia.

    De acuerdo con el libro de las Crónicas, este hijo de Dan, Hiram, era un hombre muy ingenioso y con gran habilidad para el trabajo con la plata, el oro, el latón y la piedra. También disponía de ciertas herramientas que podían perforar la piedra. Se decía que en la construcción del Templo no se habían empleado hachas, martillos o herramientas de hierro. Entonces, ¿cómo se construyó, al menos, simbólicamente?

    En el Éxodo se pide a Moisés que levante un altar al Señor sin utilizar herramientas: parece emplearse aquí el mismo simbolismo que en el Templo. De acuerdo con las enseñanzas rabínicas, la prefabricación del Templo de Salomón la llevó a cabo el Shamir, un gusano o serpiente gigante que podía cortar la piedra.

    Se cuenta que Naga (asociado a la serpiente) escapó de su país llevándose consigo la sabiduría de la arquitectura. La asociación de lo esotérico y los principios de la autoiluminación manifestados en el simbolismo arquitectónico dieron, eventualmente, origen a la Masonería moderna.

    Los “dioses arquitectos” como Thoth o Hermes se encuentran fuertemente asociados a la sabiduría de la serpiente. Otras referencias también asocian el Shamir a la serpiente, tales como el Testamento de Salomón.

    La visión gnóstica de la serpiente y del papel que juega al inducir a Eva a tomar el fruto del árbol se expresa por medio de un juego de oposiciones. Teniendo en cuenta que es la serpiente la que convence a Adán y Eva a que prueben el fruto del conocimiento y, por tanto, que desobedezcan a su creador, ella se convierte en un símbolo de redención. Se trata del primer éxito del principio trascendente frente al principio del mundo, el cual está interesado en impedir que el hombre adquiera conocimiento y se convierta en el huésped intramundano de la luz. Este acto de la serpiente determina el comienzo de la gnosis en la Tierra, en la cual, por medio de su origen, se convierte en una forma de oposición al mundo y a Yahvé, siendo sin duda una forma de rebelión.

    Más de un movimiento gnóstico derivó su nombre del culto a la serpiente: Ofitas, del griego ophis; Naasenos, del hebreo nahas, recibiendo el grupo en su conjunto el nombre Ofítico. Un ejemplo de este culto lo tomo del relato sobre los Peratas de Hipólito: “La serpiente universal es precisamente el sabio oráculo de Eva. Este es el misterio del Edén; este es el río que fluye del Paraíso; este es el signo con el cual fue marcado Caín. Caín es aquel cuya ofrenda no fue aceptada por el dios de este mundo, quien en cambio recibió el sangriento sacrificio de Abel, pues el dueño de este mundo se deleita en la sangre. Esta serpiente es la que en los últimos días, en tiempo de Herodes, ha aparecido bajo la forma de hombre…”.

    Este optar por el “otro”, por lo que tradicionalmente se considera infame, constituye un método herético, algo mucho más serio que un mero y sentimental tomar partido por el más débil.

    La figura del Caín, cuyo nombre fue utilizado por una secta gnóstica (los cainitas) es solo el ejemplo más prominente del funcionamiento de este mundo. En la construcción de una serie completa de estos pares de opuestos, que se extiende a través del tiempo, se opone concientemente a la visión oficial, una visión rebelde de la historia en su conjunto. La alianza con Caín crece y abarca a todas las figuras bíblicas que han sido “rechazadas”.

    El culto a la serpiente

    Tal vez la serpiente sea el animal simbólico y emblemático que más ha desempeñado un papel importante en la mitología y en el simbolismo de casi todas las culturas. El Sol, el Universo, la eternidad, Dios, el mundo, en todas las grandes concepciones del hombre de las primeras edades, ningún animal ha disfrutado de tanta estima, ni ha sido más constante y diversamente empleado en el lenguaje metafórico que la serpiente.

    Un ejemplo muy importante de su culto lo tenemos con el mismo Moisés que, condolido de los males que afligían a su pueblo, subió a la cima del Sinaí para implorar a Yahvé que acudiera en su favor. Concluida su plegaria, observó que a corta distancia del sitio en que se hallaba yacía una serpiente muerta al parecer. A poco sobrevino otra serpiente, que amparándose en la primera, la arrastró contra unas hierbas de euforbio que crecían en abundancia en aquel lugar, a cuyo contacto el desfallecido reptil recobraba instantáneamente sus perdidas fuerzas. Moisés vio en esto una revelación de Yahvé, y apresuradamente fue a coger buena provisión de aquella salutífera hierba; bajó entre los suyos y la aplicó a los enfermos, que curaron sus heridas en el acto. En conmemoración a este acto, instituyó la Serpiente de Bronce, de la que nos habla la Biblia, para recordar a los hebreos el poder y las inagotables bondades del Eterno.

    Así, la serpiente es el símbolo de la vida que se desprende del pasado y sigue viviendo. El poder de la vida hace que la serpiente se desprenda de su piel para volver a nacer. A veces, también es representada por un círculo comiéndose la cola, símbolo arcano de la alquimia llamado Ouroboros.

    Christian Gadea Saguier, los arquitectos

    5 de marzo de 2008

    Ciencia, Evolución y Creacionismo (III)

    Academia Nacional de las Ciencias de los EE.UU.

    Instituto de Medicina

    No hay lugar para el creacionismo en la clase de ciencias

    flagelado

    Fotografía de un microorganismo flagelado.

    Algunas personas sostienen que las diversas formas de vida no evolucionaron siguiendo un proceso natural. Abogan por que la enseñanza de la creación se incorpore al currículo científico escolar al mismo nivel que la evolución biológica. Pero el creacionismo no es ciencia. Los argumentos creacionistas se basan en creencias acerca de una entidad externa al mundo natural; sin embargo, la ciencia sólo puede investigar los fenómenos que ocurren dentro de la naturaleza. Y de hecho, numerosas cuestiones planteadas por los creacionistas han sido ya respondidas por los científicos gracias al creciente número de pruebas disponibles; veamos tres ejemplos.

    Los huecos del registro fósil

    Los creacionistas sostienen que la Teoría de la Evolución falla debido a los huecos existentes en el registro fósil. Los creacionistas denominan hueco a aquella situación en la cual aún no se ha descubierto una forma fósil intermedia entre dos especies relacionadas. Sin embargo, un creciente número de formas intermedias han sido y continúan siendo halladas. Incluso sin tener aún los fósiles en sus manos, los científicos pueden usar las modernas técnicas de biología molecular y genética, junto con los principios de la evolución, para inferir qué formas de vida existieron en un momento dado del pasado y predecir con gran exactitud dónde aparecerán sus restos fósiles y qué aspecto tendrán.

    La complejidad irreductible como prueba de creación

    Algunos creacionistas afirman que ciertos rasgos de los seres vivos son demasiado complejos para haber evolucionado a través de procesos naturales. Alegan que estructuras como el ojo humano, el sistema inmunológico, o los flagelos, esos orgánulos con aspecto de pelos que dan movimiento a las bacterias, son irreductiblemente complejos y deben haber sido creados intactos por un diseñador inteligente. Sin embargo, los biólogos han descubierto que cada uno de los componentes del flagelo tiene sus propias funciones individuales, habiéndose descrito además numerosas formas intermedias de flagelos de mayor o menor complejidad. Ambos hallazgos respaldan la idea de que el flagelo ha evolucionado a lo largo del tiempo partiendo de estructuras previamente existentes. Así mismo, el argumento creacionista de que tales rasgos deben haber sido diseñados está basado en su idea preconcebida de un Creador, mientras que la postura de los científicos se basa en hechos observables y explicaciones falsables.

    La edad de la Tierra

    Tierra_evolucion_creacionismo Algunos creacionistas argumentan, basándose en las Sagradas Escrituras, que la Tierra no es lo suficientemente antigua como para que la vida haya emergido en toda su diversidad a través de la evolución. Sin embargo, mediciones geológicas, astronómicas y de otros campos han confirmado repetidamente la edad de la Tierra en aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años, tiempo durante el cual la vida surgió y se diversificó en nuestro planeta.

    Como acabamos de ver, los científicos son capaces de contestar a las numerosas objeciones planteadas por los creacionistas gracias al conocimiento acumulado a lo largo de años de observación y experimentación. Sin embargo, cuando nos movemos en el terreno de las creencias, la ciencia no tiene forma de aceptar o refutar las aseveraciones de los creacionistas. Por lo tanto, pensamos que las creencias creacionistas no deberían presentarse en las clases de ciencias al mismo nivel que las enseñanzas sobre la evolución. La enseñanza de conceptos no científicos en las clases de ciencias sólo confundiría a los estudiantes acerca de la naturaleza, los límites y los procedimientos utilizados por la ciencia.

    La ciencia y la religión ofrecen distintas maneras de entender el mundo

    La ciencia y la religión se ocupan de aspectos distintos de la experiencia humana. Muchos científicos han escrito elocuentemente sobre cómo sus estudios científicos en el campo de la biología evolutiva han reforzado su fe religiosa, en vez de debilitarla. Y muchas personas profundamente religiosas y de diversas confesiones aceptan la evidencia científica a favor de la evolución. Serviremos mejor a nuestro sistema educativo y a nuestra sociedad en general si enseñamos únicamente ciencia, y no fe religiosa, en las clases de ciencias.

    Este texto está basado en el contenido del folleto informativo Science, Evolution and Creationism (2008), editado por el Instituto de Medicina y la Academia Nacional de las Ciencias de los EE.UU.

    El Vaticano Erigirá una Estatua a Galileo

    Nunca es tarde para hacer justicia. Eso han debido pensar los dirigentes de la Curia Romana y 400 años después de acusarlo de hereje, el Vaticano pretende completar la “rehabilitación” de uno de los científicos más importantes de la humanidad, erigiendo una estatua en su honor dentro de los muros de la ciudad-estado.

    galileo_vaticano_inquisicion

    Está previsto que la estatua se levante en los jardines cercanos a la estancia donde Galileo fue encarcelado en espera de juicio en 1633, por defender la doctrina copernicana que afirmaba (con razón) que la Tierra giraba alrededor del Sol y de la que tuvo que abjurar seguramente por no ser quemado en la hoguera como era costumbre a los que se “atrevían” a dictar doctrina contra las ideas promulgadas por la Santa Inquisición.

    El arrepentimiento del Vaticano comenzó en 1979 cuando el papa Juan Pablo II invitó a la Iglesia a “repensar” el juicio de Galileo, un episodio al que la Iglesia quiere dar carpetazo “para llegar a un entendimiento definitivo del gran legado del científico y en general de la relación entre la ciencia y la fe”, según indicó Nicola Cabibbo, físico nuclear y responsable de la Academia Pontificia de las Ciencias.

    El reconocimiento a Galileo forma parte de las celebraciones en varias ciudades italianas por el aniversario en 2009, de los 400 años del desarrollo de su telescopio. Una conferencia sobre Galileo al que asistirán 40 científicos internacionales y la celebración de un nuevo juicio en un instituto de los jesuitas (los más encarnizados enemigos de las ideas de Galileo), honrarán su memoria, tarde pero justamente.

    Vía The Inquirer ES

    3 de marzo de 2008

    La Ciencia y la Existencia de Dios

    La cuestión de si la ciencia es compatible con la existencia o no existencia de Dios tiene sentido porque, aunque la ciencia no trata como disciplina acerca de lo metafísico, ofrece datos y teorías sobre el mundo que podrían orientar la filosofía hacia el teísmo o el ateísmo. La ciencia presenta un universo enigmático que deja abierta la posibilidad de las hipótesis atea y teísta, con la posición agnóstica intermedia. Negar que ambas hipótesis sean viables (admitiendo una sola de ellas) nos coloca en el dogmatismo, fuera ya del espíritu crítico, ilustrado y tolerante de nuestra cultura. Pero esta verosimilitud atea o teísta es sólo un punto de partida para la resolución de la cuestión personal ante el enigma metafísico. Nadie es religioso porque pondere tal o cual consideración científico-filosófica. El problema de Dios se resuelve de una forma existencial, personalista. Por Javier Monserrat.

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    “Tendencias de las Religiones” ha venido publicando diversos artículos que muestran una variedad de formas de análisis del problema de la “existencia de Dios” y del sentido de las religiones. En numerosos artículos hemos presentado puntos de vista ateístas y en otros, en cambio, se ha seguido el hilo de los argumentos teístas.

    Esta variedad de artículos y enfoques multiformes muestra sin lugar a dudas la complejidad tanto del asunto en sí mismo como de las actitudes personales ante él. Actitudes casi siempre asociadas a densas tramas emocionales derivadas del compromiso personal de unos y otros ante la ineludible cuestión del “sentido último de la vida”.

    Este artículo, por tanto, no pretende otra cosa que ofrecer un ensayo de respuesta a la pregunta por la existencia de Dios y por el sentido de la religión, valorada desde los resultados de la investigación científica actual.

    Este “ensayo”, evidentemente, representa un punto de vista personal. Pero reflexionar sobre los argumentos que presenta puede ayudar a matizar la forma en que otros se enfrentan con la misma pregunta y tratan de responderla, bien desde posiciones teístas, ateístas o agnósticas.

    La pregunta es, por tanto: la existencia de Dios, y la viabilidad consecuente de los comportamientos religiosos, ¿son hoy compatibles con la imagen científica del universo, de la vida y del hombre? Preguntar por esta “compatibilidad” no significa necesariamente sugerir que la ciencia “demuestre” la existencia o no-existencia de Dios. Podría haber una compatibilidad por vía de “verosimilitud”. Es decir, la ciencia podría quizá no permitirnos un conocimiento cerrado y absolutamente seguro de lo real, sino que más bien podría dejarnos abiertos a una realidad enigmática. Debemos explicarnos con mayor precisión.

    ¿Demostración o verosimilitud?

    En este caso, si la ciencia nos mostrara en efecto este “universo enigmático”, quizá fuera posible construir hipótesis alternativas que, cada una en su línea, pudieran contar con argumentos que las hicieran “verosímiles”. Creemos que esto es lo que en realidad ocurre. Hay argumentos (cuya aceptación depende de la libertad valorativa personal de cada científico o filósofo) que hacen verosímil la hipótesis de un universo sin Dios (ateísmo); pero al mismo tiempo es posible también formular argumentos que hacen verosímil la hipótesis alternativa de que se funde en un ser que responda a lo que llamamos Dios (teísmo).

    El universo en sí mismo, ciertamente, o responderá al ateísmo o al teísmo; no será al mismo tiempo las dos cosas (o sea, Dios existirá o no existirá, pero no las dos cosas a la vez, obviamente). Sin embargo, el conocimiento humano discurre desde la precariedad y no puede dilucidar con seguridad cuál de estas hipótesis alternativas es verdadera. El universo –visto desde dentro por la razón humana- es así enigmático y se resiste a ser conocido últimamente con seguridad por la razón humana, por la ciencia y por la filosofía. Es “enigmático” porque es oscuro cuál sea su verdad última.

    Ahora bien, puesto que hablar de la existencia o no existencia de Dios supone referencia a cuestiones metafísicas últimas, debemos advertir también que, desde un enfoque epistemológico (o sea, teorético-científico), es correcto decir que las disciplinas científicas no abordan como tales el conocimiento de lo metafísico. Esto es sólo propio de la disciplina que llamamos “filosofía”. Ahora bien, si no es competente para lo metafísico y Dios es algo metafísico, ¿tiene sentido entonces plantear la cuestión de si la ciencia es compatible con la existencia o no existencia de Dios?

    Creemos que sí lo tiene porque, aunque la ciencia no trata como disciplina acerca de lo metafísico, sin embargo ofrece datos y teorías sobre el mundo real que, al ser sometidos a la reflexión filosófica (que sí se plantea las cuestiones metafísicas), podrían orientar la filosofía hacia el teísmo o el ateísmo; esto es, hacia la verosimilitud de la existencia o de la no existencia de Dios. En otras palabras, los resultados de la ciencia, según lo que fueran, podrían hacer posible o no posible una filosofía teísta o ateísta.

    Podemos, pues, precisar más nuestra opinión: la imagen del universo, de la vida y del hombre en la ciencia, al ser asumida por la reflexión de una disciplina de conocimiento distinta de la ciencia – la filosofía –, no conduce a una única explicación metafísica última de lo real, y menos a una que se impusiera con una certeza absoluta incuestionable, bien fuera teísta o ateísta. Conduce más bien a la idea de un universo cuya verdad y naturaleza última es enigmática, dejando abiertas diversas hipótesis metafísicas que, de hecho, son sometidas a discusión, tanto en dimensión personal como social.

    Ciencia y sociología de la cuestión de Dios

    Decir que la ciencia nos lleva a una idea enigmática del universo es, por otra parte, algo que se entiende perfectamente desde la epistemología actual. Esta no es dogmática: no cree que la ciencia pueda llevarnos a un conocimiento cierto, absoluto, que “cierre” ciertos conocimientos, definitivamente establecidos, que se consideren algo así como “dogmas” inamovibles. Para Popper y la totalidad de las epistemologías postpopperianas, la ciencia es sólo un sistema de hipótesis siempre revisables. La ciencia procede ponderando hipótesis alternativas que se discuten; los científicos toman posición inclinándose hacia unas u otras. Esto acontece en muchos campos de conocimiento.

    Es así comprensible que el problema más complejo de todos – el de conocer metafísicamente qué es el universo en su verdad final – pueda dar lugar a la incertidumbre, al enigma, a hipótesis alternativas ante las que debe decidirse la libertad personal valorativa de los científicos. Pero estos, al tomar posición ante un problema metafísico – aunque deban tener en cuenta la ciencia –, no hacen “ciencia, sino “filosofía”, de acuerdo con lo que antes decíamos.

    Esta “borrosidad” y precariedad inevitable del conocimiento humano se aplica a todo: no sólo a la ciencia natural, sino también a las ciencias humanas (de ahí la idea de la sociedad “abierta y crítica” popperiana). Por ello la sociedad de la segunda mitad del siglo XX ha evolucionado tanto a la modestia en la defensa de las propias convicciones y como a la tolerancia hacia las opiniones de los demás. La sociedad “ilustrada y crítica” sólo es más y más “intolerante” con la “intolerancia”.

    Es inevitable recordar que en siglos pasados – sobre todo en el XIX – lo común era defender posiciones “dogmáticas”, tanto teístas como ateístas. La razón, en la ciencia y la filosofía, permitía demostrar con toda certeza, según la posición de cada uno, la existencia (teísmo) o la no existencia de Dios (ateísmo). Así, el teísmo pensaba que los ateos (digamos para simplificar) o eran “tontos” o eran “malos”. Por su parte, el ateísmo pensaba también, simplificando, que los teístas o eran “tontos” o “psicológicamente débiles”.

    Estas posiciones dogmáticas no han desaparecido completamente. El ateísmo de autores como Dawkins o Dennett, por ejemplo, (considerados en otros artículos de esta sección de Tendencias21) no sólo es “dogmático”, sino que se ríe de lo religioso con fuerte agresividad. Por otra parte, todavía hay teísmos dogmáticos que consideran a los ateísmos con la misma falta de tolerancia, aunque en una dirección distinta. Residuos de este mismo dogmatismo se pueden hoy constatar en la reciente disputa en torno al inteligent design: se pretende hacer “ciencia” pero lo que en realidad se hace es metafísica camuflada, bien para defender una teoría de la evolución “metafísicamente atea”, bien para defender una evolución “metafísicamente teísta”, siendo así que la ciencia como tal ni es teísta ni es ateísta.

    En realidad, tanto el ateísmo como el teísmo dogmático están hoy fuera del sentir de nuestra cultura crítica e ilustrada, consciente de vivir en un universo enigmático y tolerante ante las ideas alternativas que nacen del ejercicio libre de la razón de cada persona. Lo inapropiado del dogmatismo – bien sea teísta o ateísta – se ve en un simple análisis sociológico. De hecho hay personas que “lo saben todo”, perfectamente formadas, que son ateas, unas, y teístas, otras. Es un hecho social incuestionable que es así, y en proporciones aproximadamente similares dentro del mundo intelectual (ya que las masas son mayoritariamente teístas). ¿Qué pasa? ¿Es que unos son tontos y los otros listos? Evidentemente que no. Lo que pasa es que el universo es enigmático, borroso, y deja abiertas las hipótesis teístas y ateístas que de hecho constatamos. Unos se inclinan honestamente por unas hipótesis y otros por las otras.

    El enigma metafísico

    Es verdad que de inmediato lo único que el hombre percibe por sus sentidos es el mundo (la experiencia de la vida humana en el universo). Este es, en efecto, el hecho real de que partimos. A Dios nadie lo ha visto. Pero hay algo también cierto: que el hombre tampoco ha visto cuál es la explicación final, última, metafísica de ese universo. Lo metafísico no es evidente y, por ello, debe ser argumentado. El hombre percibe el mundo por una experiencia fenoménica: percibe sólo el “fenómeno” (aparecer) que no nos da todo el contenido del universo desde sus fundamentos radicales: la materia se nos escapa en su profundidad “hacia adentro” y el universo nos desborda en el espacio y en el tiempo.

    Por otra parte, es un hecho que desde siempre el hombre ha querido responder a los enigmas metafísicos últimos. El hombre busca su verdad humana – para vivir en consecuencia – y ésta depende de la verdad última, metafísica, del universo. En el marco de esta inquietud metafísica han nacido las religiones en la historia. Es verdad que en los últimos siglos se ha producido un crecimiento de quienes han respondido a la metafísica con el ateísmo (o agnosticismo). Pero es también un hecho evidente que durante toda la historia, e incluso en el presente, la gran mayoría de la humanidad ha respondido a la inquietud metafísica con las ideologías religiosas. Este hecho condiciona en forma no trivial nuestro planteamiento de la cuestión de Dios.

    Es cierto que a Dios no lo vemos. Pero también es cierto que tampoco vemos la verdad metafísica última de lo real. Además, es cierto que la inmensa mayoría de la humanidad ha sido teísta, aunque con una presencia creciente del ateísmo (agnosticismo) en el mundo moderno. Por ello – por su naturaleza racional en busca del “sentido” y por la misma historia – se plantea el hombre la pregunta ante el enigma metafísico, que es el enigma acerca de la existencia (teísmo) o no existencia (ateísmo) de Dios. Lo evidente es sólo un enigmático mundo fenoménico. Ni el teísmo ni el ateísmo son “evidentes” por cuanto no es evidente el fundamento metafísico de lo real. Teísmo y ateísmo deben ser argumentados: se deben exponer las razones que bien demuestren (cosa que, como hemos dicho, no creemos viable), bien hagan más o menos “verosímil”, en un sentido u otro, ambas hipótesis explicativas.

    El universo descrito por la ciencia y la cuestión metafísica

    Pero, tras estos preámbulos, volvemos a la pregunta que antes planteábamos. Los resultados de la ciencia en el conocimiento del universo, de la vida y del hombre, asumidos por el discurso filosófico, ¿demuestran o hacen verosímil el teísmo o el ateísmo? En todo caso, no todo resultado de la ciencia tendrá la misma capacidad de aportar algo a la respuesta de esta pregunta.

    Hay resultados científicos que apenas tienen proyección metafísica. Por ejemplo, la investigación que nos lleva a conocer una nueva fórmula bioquímica que hará más eficaz un cierto antobiótico para combatir determinados gérmenes; o la investigación sobre el sistema motor de una especie de artrópodos. Pero, frente a ciertas investigaciones y conocimientos metafísicamente irrelevantes, hay también ciertos campos, preguntas y resultados de la ciencia que tienen una gran importancia metafísica. Son aquellos resultados en que la ciencia aporta elementos sustanciales para que la filosofía trate de responder las preguntas en torno a la naturaleza metafísica última de la realidad.

    En nuestra opinión, estos campos problemáticos abiertos a lo metafísico son tres: primero, el problema de la consistencia (estabilidad, suficiencia, absolutez) del universo; segundo, el problema de las causas reales que permiten explicar la producción de orden dentro del universo; tercero, el problema del origen y de la naturaleza del psiquismo animal o humano (problema de la conciencia). Nos referimos ahora muy brevemente a cada uno de estos problemas.

    La ciencia orienta sobre la cuestión de Dios

    Consistencia y absolutez del universo

    La ciencia constata por los sentidos un universo fáctico que está ahí, constituido ante nosotros, y trata de conocer cuáles son las causas de que efectivamente esté ahí en la forma en que podemos describir en tiempo real (que es la única que nos es asequible y que constituye el punto de referencia experimental a todas luces incuestionable). Pero la expectativa de la razón científica (justificada en epistemología) es que ese universo está ahí porque “puede estar”: porque se funda en un conjunto de contenidos que consisten (se mantienen establemente en el tiempo) en interacción relacional, de forma suficiente y absoluta en orden a existir en el tiempo pasado y en el futuro, sin deshacerse.

    La expectativa racional de la ciencia es, pues, que el universo sea “suficiente” (que se baste a sí mismo para explicar el hecho de su existencia). Pero, ¿cuál es el resultado de la ciencia? Ateniéndonos a los hechos experimentales y otras evidencias empíricas dadas en el estado actual del universo, la ciencia ha reconstruido su historia evolutiva desde un primer momento “conjeturable” que conocemos como el big bang. ¿Qué había antes? En función de las evidencias, la ciencia como tal no es capaz de hacer ninguna otra conjetura que vaya más allá del big bang. El conjunto de esta imagen, conforme con la física experimental, es lo que se llama “modelo cosmológico estándar” (tratado en otros artículos de tendencias y que aquí no vamos a exponer). Pero la cuestión es, repetimos, ¿qué había antes?

    Si el universo está hecho de materia organizada en estructuras, ¿dónde surgió la materia-energía producida en el big bang? ¿Qué propiedades primordiales de la naturaleza de la materia serían la causa de la materia que vemos emergente en el big bang? El razonamiento empírico y experimental de la ciencia nos lleva al “modelo estándar de la física” que constituye el marco general de la física de partículas. Pero bucear hacia la causas y naturaleza primordial de la materia ha obligado a los físicos teóricos a ir más allá del big bang, de la “era de Plank” e incluso de las posibilidades de contrastación empírica de la física ortodoxa, entrando en el campo de la pura especulación sobre modelos matemáticos e hipótesis físicas.

    Las teorías de cuerdas y supercuerdas han especulado sobre las propiedades emergentes de la materia y las variables o dimensiones en cuya función se haría la explicación de su desarrollo evolutivo. Aunque estas especulaciones han sido, y en parte siguen siendo, lo “políticamente correcto”, distan mucho de estar aceptadas y fuera de sospecha (recordemos, por ejemplo, la crítica de Leo Smolin, recientemente comentada en otros artículos de Tendencias).

    Desde una y otra perspectiva, además, parece exigirse un ámbito de fondo que fuera origen de la génesis y disolución de partículas. Este fondo ha sido sugerido y postulado desde diferentes contextos teóricos y se le han dado nombres como éter, campo de energía, espacio-tiempo, orden implícito o vacío cuántico. En realidad, la idea de “surgir de la nada” no parece aceptable en la ciencia. Si en alguna ocasión se habla de “nada” no se está pensando en la “nada absoluta”, sino en vacío cuántico, geometría del espacio o cosas similares.

    Como se ve, esta imagen del universo físico es compleja y discutible, todavía muy oscura. También lo es al ser sometida a la reflexión filosófica en orden a una metafísica última. No es fácil ver la suficiencia del universo en orden a su propia realidad. El “modelo cosmológico estándar” presenta un universo que sorprendentemente nace en el tiempo. Por otra parte, con la ayuda de una gran especulación, podríamos concebir la posibilidad de un campo metafísico de realidad en el que fueran apareciendo fluctuaciones que dieran lugar a infinitos universos burbuja, finitos e insuficientes, pero fundados en un ámbito físico metafísico al que atribuiríamos estabilidad, suficiencia y absolutez.

    Sin embargo, esta gran complejidad nos hace entender la viabilidad de una hipótesis también verosímil (posible y congruente con los hechos): la hipótesis de que la estabilidad, suficiencia, absolutez del universo que vemos, se fundara en una dimensión metafísica que respondiera a lo que llamamos Dios. El ateo considerará que su hipótesis es la más verosímil y se esforzará en argumentarla. Pero el teísta no piensa así y se inclina a pensar que el teísmo es más verosímil, argumentando en su favor. No existe un Tribunal neutro e independiente que pueda dictaminar qué hipótesis es mejor y más verosímil (y ciertamente no creemos que ese juez absoluto sea el señor Dawkins). Lo que la sociología nos impone es que ambas hipótesis son verosímiles y cuentan con gente a su favor que las argumenta. Si esto pasa es, pues, porque “puede pasar”: porque el universo físico es oscuro, enigmático, y permite construir alternativas metafísicas verosímiles y argumentables.

    Producción de orden dentro del universo

    Ya con más brevedad comentemos el segundo campo en que los resultados de la ciencia se abren a dimensiones metafísicas: la producción de orden, tanto físico como biológico. Supuesta la descripción de la naturaleza misma del orden, la ciencia debe plantearse el conocimiento de las causas que lo han producido. Se trata, pues, de dos cuestiones en principio diferentes. La primera previa a la segunda.

    El orden es, pues, un hecho. Un hecho físico que depende de las propiedades ontológicas de la materia que explican por qué se ha producido la ordenación estructural de la materia que conduce desde la radiación del big bang al mundo real de cuerpos y objetos estables. Sin embargo, no hay causas que justifiquen por qué los valores precisos de una serie numerosa de variables son los que de hecho son, con los valores precisos para producir al hombre evolutivamente (es lo que llamamos “principio antrópico”, que aquí tampoco exponemos pero que ya consideramos conocido).

    Pero el orden es también un hecho biológico. Si el orden físico es ya sin duda sorprendente, mucho más el orden biológico. No sólo se trata de un orden estático, sino de un orden funcional y dinámico, desplegado en el tiempo secuencialmente, tal como vemos en el desarrollo embriogenético, hasta el estado adulto por medio de la actuación bioquímica regulada del ADN.

    Pero la segunda cuestión hace referencia a las causas de este orden. Como ya sabemos hay dos respuestas posibles. Una es naturalista: la misma naturaleza ha producido este orden desde sus propiedades ontológicas (ateísmo); la teoría de los multiversos especula que entre infinitos universos aparece uno con las sorprendentes propiedades antrópicas del nuestro y, además, el avance parsimonioso de una evolución darwinista, paso a paso, justifica la construcción de los complejos sistemas vivientes.

    La otra teoría explica el orden postulando la existencia de un diseño inteligente. El pensamiento teísta más serio no postula un diseño en la forma del intelligent design del fundamentalismo americano reciente: un “Dios tapa agujeros” que debe intervenir para que el mundo funcione. El supuesto es que Dios crea el mundo de manera que éste funciona autónomamente por sus propias leyes (el darwinismo se asume perfectamente en este supuesto, e incluso la teoría de multiuniversos). Pero el diseño de este universo autónomo permite la hipótesis verosímil de que responde a un plan racional orientado a la libertad humana. La complejidad del orden y la precisión del diseño hacia la libertad harían verosímil la hipótesis de una razón diseñadora, en la línea del “principio antrópico cristiano” de George Ellis.

    Origen y naturaleza del psiquismo

    Este sería el tercer campo en que los resultados de la ciencia se proyectan sobre la metafísica. Digamos muy brevemente que hasta hace poco la biología, la explicación del psiquismo y del hombre desde la ciencia, se hacía en el marco del reduccionismo. Éste ofrecía una imagen determinista, mecánica, del hombre y de los seres vivos que culminaría en el computacionalismo actual y su idea robótica de la vida. La verdad es que este robotismo científico no contribuía a que la filosofía pudiera argumentar la verosimiltud del teísmo.

    Hoy en día, sin embargo, la explicación científica del psiquismo se orienta hacia la neurología cuántica dentro de una visión mucho más holística del universo. En otros artículos de Tendencias hemos presentado estas nuevas orientaciones de la biología desde una manera de entender el “soporte físico del psiquismo” desde la mecánica cuántica.

    No es que esta nueva manera de pensar holística “demuestre” la existencia de Dios. El holismo admite una interpretación ateísta: el universo podría responder a los principios del holismo actual y, sin embargo, excluir la existencia de Dios. Sin embargo, aun siendo así, es verdad también que el holismo hace mucho más verosímil la existencia de Dios. En otras palabras, es mucho más fácil pensar en la verosimilitud de la hipótesis de Dios desde dentro de una imagen holística del universo, que desde una imagen reduccionista clásica de la ciencia.

    Decisión filosófica ante la cuestión de Dios

    La decisión filosófica ante el enigma metafísico último de lo real debe tener en cuenta la imagen científica del universo, al menos para aquellas personas que tienen acceso a ella. En el marco de este enigma se plantea la cuestión de Dios; cuestión que, al menos, todo el mundo debe proponerse por el hecho de que gran parte de la humanidad ha resuelto la cuestión metafísica de forma religiosa. Y el hecho sociológico es que, en efecto, la ciencia presenta un universo enigmático que deja abierta la posibilidad de argumentar la verosimilitud de las dos hipótesis: la hipótesis atea y la hipótesis teísta, con la posición agnóstica intermedia. Negar que ambas hipótesis sean viables (admitiendo una sola de ellas) nos coloca en el dogmatismo, fuera ya del espíritu crítico, ilustrado y tolerante de nuestra cultura.

    Pero esta verosimilitud – atea o teísta – posibilitada por la ciencia y asumida por la argumentación filosófica, es sólo un presupuesto, un punto de partida para la resolución de la cuestión personal ante el enigma metafísico. Nadie es religioso porque pondere tal o cual consideración científico-filosófica. El problema de Dios se resuelve de una forma existencial, personalista, que no abordamos en este artículo. La desarrollaremos próximamente en otro artículo de Tendencias complementario de éste.

    Algunas consideraciones desde la teología

    1) La teología católica considera que la razón humana – bien sea científica o filosófica – puede acceder a la existencia de Dios. Pero esto no se ha entendido como si la razón pudiera “demostrar”, con certeza absoluta, metafísica, que se impusiera en toda razón humana, la existencia de Dios. La interpretación del Concilio Vaticano I puso ya de manifiesto la moderación con que la teología considera la racionalidad de la fe. Esta no se reduce nunca a razón. Supone una respuesta a la Gracia interior del Espíritu y un compromiso personal libre que no se impone por ningún tipo de mecanicismo racional. El hablar, en la línea de la explicación anterior, de verosimilitud racional de la afirmación de Dios, fundada en la ciencia y asumida por la filosofía, es perfectamente congruente con la “ortodoxia” teológica.

    2) Desde el enfoque de la metafísica escolástica se podría objetar la viabilidad del ateísmo diciendo: aunque el universo pueda aparecer como autónomo, nunca se podrá considerar como “necesario”. La razón busca la necesidad y esta sólo se puede atribuir a Dios. Este razonamiento escolástico (que es filosofía y no fe cristiana) no se admite hoy en la epistemología moderna. Para ésta, la razón busca entender la “suficiencia del sistema” en que nos hallamos: si este fuera “puro mundo sin Dios”, habría que atribuir a este sistema la necesidad; si se fundara en Dios, habría que atribuir la necesidad a Dios. Pero, en principio, para la razón ni del universo ni de Dios se puede decir a priori que deban existir “necesariamente”.

    3) El relativismo no puede entenderse desde el dogmatismo epistemológico. No ser relativista no debe identificarse con una idea dogmática del conocimiento, ajena a la epistemología actual. El hombre se ve ante un universo borroso y enigmático ante el que debe decidirse con firmeza y estabilidad. Tanto para el ateísmo como para el teísmo no es todo igual: deciden firmemente su posición y se comprometen por ella. Admitir la viabilidad de ateísmo y teísmo – y su tolerancia mutua – no equivale, pues, a ser “relativistas”.

    Javier Monserrat es miembro de de la Cátedra CTR .