24 de febrero de 2008

La Expanción del Catolicismo, es claro el problema

En este video se ve la arenga del partido Católico Español. Es bien claro de donde viene la realidad actual. El mundo tiene 1.000 Millones de Catolicos y el 50% están hiberoamérica. Las consecuencias de la distribución de esta cultura son claras.

Pakistan bloquea Youtube

605islam Pakistán bloquea Youtube debido a que sus contenidos no condicen con las creencias del Islam. Una vez más la religión y su magnífica forma de expresarse con la imposición de sus creencias y dogmas. "Cree lo que te digo porque te lo ordeno." Fomentar el temor, el oscurantismo y la ignorancia parecen ser valores religiosos que hacia el futuro la humanidad va a tener que resolver si quiere seguir en este planeta toda junta.

19 de febrero de 2008

¿Creer en Dios es Innato o Cultural?

Dios (PD / EFE).- Un equipo de científicos de la Universidad de Oxford tratará de determinar si la creencia en un ser superior llamado Dios es algo consustancial a la naturaleza humana o, por el contrario, es producto de la cultura.

Los científicos no intentarán resolver la cuestión de si Dios existe realmente, sino que tratarán de demostrar, sobre todo, si la creencia en Dios ha representado una ventaja para la humanidad desde el punto de vista de la evolución. También analizarán la posibilidad de que la fe se haya desarrollado como producto derivado de determinadas características humanas como, por ejemplo, la sociabilidad.

Los científicos del Centro Ian Ramsey para la Ciencia y la Religión y sus colegas del Centro de Antropología y la Mente de la Universidad de Oxford utilizarán como enfoque el de las ciencias cognitivas, que combinan una serie de disciplinas como la neurociencia, la biología evolucionaria o la lingüística para estudiar el comportamiento humano.

"Estamos interesados en averiguar exactamente en qué sentido la creencia en Dios es natural. Pensamos que hay más de eso de lo que la gente cree comúnmente", afirma el psicólogo Justin Barrett, citado hoy por el diario The Times.

Estudio financiado con 2,5 millones de euros

Barrett compara a los creyentes con los niños pequeños que creen que los adultos saben todo lo que hay que saber. Esta tendencia a creer en la omnisciencia de los otros, aunque se corrige con la experiencia que dan los años, necesaria para la cooperación y socialización, continúa en la fe en Dios. "Normalmente continúa en la vida adulta. Es fácil. Es intuitiva y natural", afirma el psicólogo británico.

Los expertos investigarán también otros aspectos como el de si los conflictos de índole religiosa son producto de la naturaleza humana o si la creencia en la vida después de la muerte es fruto de la selección natural o es algo que se aprende.

Barrett y su colega Roger Trigg tratarán de averiguar así mismo si la religión forma parte del proceso de selección que ha ayudado a sobrevivir a los humanos o se trata simplemente de un producto derivado de la evolución.

El estudio, que durará tres años, está financiado con el equivalente de 2,5 millones de euros por la fundación John Templeton, que apoya las investigaciones en torno a la ciencia, la religión y la espiritualidad.

Científicos Evangelistas sustituyen la gravedad por una teoria de la Caída Inteligente

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Al igual que pretenden refutar la evolución con el D.I., algunos científicos de esta secta cristiana pretenden sustituir la Ley de la Gravitación Universal por una Teoría de la Caída Inteligente. "Things fall not because they are acted upon by some gravitational force, but because a higher intelligence, 'God' if you will, is pushing them down," said Gabriel Burdett, who holds degrees in education, applied Scripture, and physics from Oral Roberts University. Estos SI que están del Tomate.


Nota Original en Inglés

15 de febrero de 2008

Más allá del Principio Divino

Prólogo al «Tratado de ateología» de Michel Onfray, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2005.

Michel OnfrayLos difíciles momentos de cambio que estamos viviendo indican que ha llegado la hora de repensar si es posible liberarnos de las moralinas que en nombre de lo divino atentan contra el deseo y la razón, tal como propone Michel Onfray en este lúcido libro. Oscuros dispositivos religiosos promueven simulacros como si fueran realidades. Los tres grandes monoteísmos vigentes atentan contra el cuerpo, el placer y la vida. Se pliegan así a un nihilismo negativo que cree en ficciones, inventa culpas y produce sometimiento. Sin embargo, se puede pensar en un crecimiento fructífero y poderoso que emanaría de un nihilismo positivo, cuya inmanencia despojaría al cielo de falsos dioses y reforzaría la voluntad de existir. Tomaríamos distancia así de las posiciones metafísicas que nos emborrachan con el fiero aliento de los fanatismos trascendentes.

La astucia del accionar teocrático no sólo reafirma el engaño conceptual de los creyentes, ha inseminado también los estamentos laicos. Es cierto que algunos monoteísmos encuentran adhesiones menos ostentosas que en otras épocas. Pero siguen convocando multitudes ante la muerte de un líder, siguen manteniendo cruzadas religiosas suicidas, siguen invocando principios divinos para expropiar, excluir, torturar, matar. Se esgrimen ideales teocráticos tanto para enjuiciar las cotidianidades humanas como para justificar las guerras soeces. Pues, según el autor, a pesar de los infantilismos conceptuales, la crueldad con los no adherentes, las contradicciones ontológicas y la moral pacata, las grandes religiones gozan de buena salud. Lejos están de debilitarse y sus súbditos de insubordinarse. Hasta los laicos –por infiltración cultural– asumen sus códigos domesticadores. Esos principios morales soterradamente propuestos por los delirios apolíneos de los monoteístas, que son enemigos naturales del amor pleno y de las alegrías sin sordina.

Sostiene Onfray que la influencia de la normativa cristiana circula por el entramado social. Incide en valoraciones y decisiones amordazando los sentidos, acallando los deseos, atacando la emancipación personal y promoviendo la intolerancia. Sorprendentemente el judaísmo y el islamismo sucumbieron, sin mucho esfuerzo, a la corriente moralizadora cristiana. De modo tal que los valores enarbolados por los tres monoteísmos constituyen una coacción sobre los sujetos. Y no sólo en el interior de las instituciones religiosas: esa imposición está presente también en los sistemas jurídicos, médicos, militares, pedagógicos, científicos, políticos y sociales.

La pulsión de muerte que moviliza a los artífices de la unicidad divina no se detiene en los límites de cada religión, señala el autor. Se expande por la historia e infecta la cultura. El baño metafísico en el que los poderes religiosos sumergen a sus fieles inunda a la sociedad en su conjunto. La normatividad cristina –burda copia desangelada de ideales paganos– demostró ser tan eficaz para el dominio, que sirvió de modelo no sólo a los demás monoteísmos, alcanzó también a las instituciones laicas que –con distintos grados de discernimiento– se dedican a someter a las personas.

La crítica de Onfray llega hasta el psicoanálisis, que a pesar de ser tan crítico en sí mismo, se ha plegado –se supone que inconscientemente– a una moral religiosa fisgona de las libertades corporales. De hecho, podemos acordar que la nueva teoría sexualizó la culpa y culpabilizó clínicamente ciertas elecciones sexuales. Freud no descontextualizó el estudio de la histeria. Esta neurosis de alto contenido sexual, como todas las patologías por él estudiadas, se inscribe en un marco teórico referencial construido por Freud, aunque acorde con ciertos supuestos pequeño-burgueses que imperaban en su época. Es verdad que muchos de esos supuestos se perturbaron con sus teorías. Pero no pudo prescindir del imaginario en el que persistían. La satisfacción sexual “normal” debe provenir de la relación con un objeto de deseo (otro sujeto) heterosexual y consumarse de manera casi bíblica. En consecuencia, si la idea regulativa de satisfacción sexual es el modelo planteado, se infiere que quien no observa tal conducta y se excita sin consumación tradicional, es un histérico o un perverso. El equivalente clínico de un pecador, un impío o un inmundo para los diferentes monoteísmos.

En otro orden de cosas, Onfray atiende a los fundamentos de la lógica jurídica, que se derivarían de las primeras líneas del Génesis. La desobediencia de quienes quisieron saber tanto como Dios –para ser capaces de ejercer el mismo tipo de poder– desató la ira divina. El padre adorable se transmutó en juez detestable. Condenó a sus criaturas a la vergüenza, el trabajo, el dolor de parto, la impotencia, el sufrimiento, la sumisión de las mujeres y la miseria sexual. El derecho positivo, aunque se hace pasar por laico, surge de la episteme judeocristiana. Los hombres de la ley, a pesar de que frecuentemente se proclaman ateos, se pliegan a esa episteme con sus prácticas discursivas. Cuanto más incrédulos son, más se  aferran con uñas y dientes instintivamente a las valoraciones morales coercitivas provenientes de los teísmos.

Ya Immanuel Kant decía que nadie puede demostrar la existencia de Dios, aunque tampoco su inexistencia. Ahora bien, Onfray apunta que si la existencia de Dios impidiera el odio, la mentira, la violación, el saqueo, la violencia, el desprecio, la corrupción, la paidofilia, el infanticidio, en fin, el resentimiento y la maldad, los altísimos jerarcas religiosos y sus ejércitos de rabinos, imanes, curas y creyentes descollarían por sus virtudes. Ello, al menos, demostraría a los ateos la excelencia moral del estatus religioso. Sus comportamientos ejemplares serían una prueba irrefutable de que algo superior conduce sus acciones. Lejos estarían de someter sexualmente a las personas, de alentar masacres suicidas o de invadir territorios ajenos. Sin embargo, en sus alforjas históricas llevan personas calcinadas en hogueras, pueblos sometidos en nombre de guerras santas y discriminaciones avaladas por supuestas verdades religiosas. La prueba de la existencia de tales verdades se reduce a la suma de errores repetidos.

Friedrich Nietzsche, recordemos, se pregunta: “¿Qué es la verdad?”. Y propone: un vivaz ejército de metáforas que a fuerza de ser transmitidas, adornadas y repetidas, después de un largo uso, a un pueblo le parecen definitivas, canónicas y obligatorias. Las verdades son ilusiones con respecto a las cuales se ha olvidado que son inventos de quienes ejercen el poder. Esas metáforas han ido desgastándose paulatinamente y perdiendo fuerza sensible hasta terminar imponiéndose como designio irrefutable.

Así, Pablo de Tarso creyó –dice Michel Onfray– que una voz sobrenatural le ordenaba sembrar el odio por el mundo. Odio a los no cristianos, a las mujeres y a la carne. No se encuentra por cierto más libertad en los otros monoteísmos. El significado de “musulmán” es “sometido, subordinado a los mandatos de Dios y de Mahoma”. Por su parte, los judíos sufren el imperativo de actuar siguiendo las prescripciones milimétricas de la Torá. Las religiones necesitan sujeción, incultura e ignorancia. Así se expanden, aseguran su existencia y –a veces– hacen desaparecer a quienes no adhieren a ellas.

Nuestro autor se solaza con reconstrucciones de este tipo. Su reflexión desmonta los principales mitos de las tres grandes religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. El análisis devela miserias, ironías y contradicciones como quien despliega, ante asombrados ojos, una variada colección de joyas conceptuales. Se descubren intrincados dispositivos de poder que originaron y sustentan los dogmas religiosos. Onfray no desatiende tampoco la mala conciencia de los creyentes. No porque se mientan a sí mismos siendo conscientes de su impostura, sino porque sustentan una falsa representación acerca del estado de las cosas, sin ser conocedores del autoengaño. Afirman que es verdadero lo que creen y creen que es verdadero lo que afirman. La enunciación construye la verdad autenticando el extraño poder de un lenguaje que, al afirmar, convierte en real lo que enuncia.

“Los declaro marido y mujer”, dicho por la persona adecuada en una situación apropiada, instaura una realidad. De manera similar se instauran, desde lugares autoritarios, procedimientos intimidantes que mantienen a los fieles en el espíritu de rebaño, constituido por seres obedientes que contribuyen al reposo, el solaz y el enriquecimiento de los pastores.

En el presente libro se despliega una física de la metafísica y, como solución contra los devaneos místicos, se propone una ateología, concepto que, no ingenuamente (si se lo piensa desde las relaciones de poder), carece de sinónimo positivo. Esta física es abordada por Onfray mediante una deconstrucción histórica y política, que va dejando al descubierto las trampas de los monoteísmos en general y del cristianismo en particular. El autor considera que la teocracia es un dominio que va más allá de lo religioso e impregna con su pulsión de muerte a la sociedad civil. Su Tratado de ateología culmina con una bibliografía no tradicional en la que los textos se citan en medio de amenos e ilustrativos relatos. De este modo, la reflexión traspasa los límites de las cuatro partes en las que se divide la obra.

En el transcurso de la lectura se descubren valores que atraviesan a todas las religiones monoteístas, sin negar por ello sus obvias diferencias. Las tres manejan el arte de engañar a sus fieles, cercenar sus libertades, domesticarlos y someterlos inculcando la intransigencia con el pensamiento diferente. El cristianismo, el judaísmo y el islamismo, como si se hubieran puesto de acuerdo, desestiman la condición femenina, desprecian el cuerpo y descalifican los goces mundanos. Dios ama las vidas mutiladas, aunque promete edenes posmortales y defiende una moral al servicio del dominio. Impone a sus prosélitos sacrificios que les ahorra a sus dirigentes y enseña verdades que únicamente las jerarquías religiosas pueden extraer de los textos sagrados. Curiosamente, las tres grandes religiones enarbolan un libro único. Resulta paradójico que aunque no son el mismo texto para cada una de ellas, los tres registran gran similitud en sus mitos, irracionalidades, humillaciones para sus acólitos y anatemas contra los infieles.

Sin embargo, si el poder únicamente reprimiera, no podría mantenerse. Seduce con embelecos de ambos mundos. Hubo judíos que resistieron de manera militante la invasión romana. Los cristianos de la época de Constantino vieron crecer desmesuradamente su poderío político. Nuestros contemporáneos islámicos se inmolan para destruir a sus enemigos mundanos convencidos de estar adquiriendo un pasaje al paraíso. Incluso, el estallido musulmán en Irán en el siglo XX confundió –incomprensiblemente– al propio Michel Foucault.

El filósofo creyó que el ayatolá Jomeini representaba una insurrección positiva contra los sistemas de dominio occidental. Juzgó sus primeras acciones públicas como una forma moderna y original de rebelión. Es increíble que un pensador que denunciaba exclusiones de todo tipo se haya subyugado con un represor cuyo accionar –aunque más no fuera por la ideología que sustentaba– inevitablemente activaría todo lo que el pensador francés había combatido: discriminación sexual, sometimiento de las minorías, encarcelamiento de marginales, eliminación de diferentes, interrogatorios violentos, sistema carcelario, asesinato de disidentes, disciplinamiento de cuerpos y sociedad punitiva. De todos modos, se impone una aclaración: a los pocos meses de su encandilamiento con el movimiento fundamentalista, Foucault realizó una dura autocrítica acerca de su injustificable error de apreciación política.

El desfile de horrores se agudiza cuando Onfray denuncia las connivencias entre el Vaticano y Hitler, o la sangrienta toma de territorios por parte de los judíos, o las embestidas sanguinarias de los islámicos, entre otras incongruencias de quienes, por profesar creencias eternales, esperaríamos caridad, tolerancia y solidaridad. Y aunque no está explícito, de lo dicho se desprende que atropellos como los del actual imperio y sus aliados también están impulsados por intereses de raigambre teocrática en beneficio, en este caso, de los cruzados posmodernos.

Pero tanta denuncia exige salidas posibles. La propuesta ofrecida por Onfray es tan apasionada como el estilo que atraviesa de punta a punta su investigación. Se trataría de comenzar a descristianizar nuestra episteme sin ligerezas ni frivolidades, de trabajar sobre las representaciones sociales y educar las conciencias en vistas a una razón ampliada que superara las ignominias de la propuesta teológica. Esto se lograría, según el autor, con la promoción de un laicismo poscritiano, capaz de superar al actual ateísmo demasiado impregnado todavía de lo mismo que pretende combatir. Quienes tomen la posta del nuevo ateísmo deben saber que toda promoción metafísica o religiosa tiene la posibilidad de invadir nuestras instituciones y nuestras subjetividades. En función de ello, se debe estar conceptualmente en estado de alerta. Se trataría de una especie de vigilancia epistemológica del ateísmo, de una tarea militante y opuesta a cualquier elección entre cristianismo, judaísmo o islamismo.

Un principio divino es sólo un conjunto de palabras. No hay entidad que lo sostenga. Más allá no hay nada. Pero en este mundo, en la contundente realidad de la inmanencia, existen pensamientos alternativos a la filosofía teocrática hegemónica. Existen sujetos alegres que aman la vida. Hay materialistas, cínicos, hedonistas, sensualistas, dionisíacos. Ellos –señala Michel Onfray– saben que sólo tenemos un mundo y que al negarlo nos arrojamos a la pérdida de su uso, disfrute y beneficio.

Esther Díaz

12 de febrero de 2008

Benedicto XVI, la Sapienza y Galileo a la luz de Physics Today

Miguel Lorente Páramo

La polémica surgida con motivo de la finalmente no acontecida visita de Benedicto XVI a la universidad romana de La Sapienza ha reavivado, una vez más, la polémica en torno al caso Galileo. El manifiesto en contra de la presencia de Benedicto XVI en la universidad aludía a las valoraciones hechas en 1990 por el entonces cardenal Ratzinger en relación al caso Galileo. Un artículo aparecido en Physics Today en diciembre de 2007 nos permite valorar y entender algunas de las consideraciones de Ratzinger en el discurso que ha sido ocasión para atrubuirle una actitud intransigente. Por Miguel Lorente Páramo.

Benedicto XVI, la Sapienza y Galileo a la luz de Physics Today

Recientemente el Rector de la Universidad "La Sapienza" de Roma, Renato Guarini envió una invitación al Papa Benedicto XVI para que impartiese la "Lección Inaugural" del curso el día 17 de enero de 2008 en la misma Universidad.

Entonces, un grupo de 67 Profesores y centenares de alumnos, entre los que se incluía la Facultad de Ciencias Físicas en pleno, lanzó un manifiesto rechazando la venida de Benedicto XVI por motivos de autonomía universitaria. En su escrito se transcribían algunos párrafos que había pronunciado en 1990 el entonces Cardinal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la doctrina de la Fe, en la misma Universidad sobre el caso Galileo.

Aunque la prensa ya se ha hecho eco del evento y se han publicado tanto el documento de los 67 Profesores como el discurso que envió Benedicto XVI para su lectura en la Universidad de La Sapienza, vamos a transcribir aquí algunos párrafos del discurso del Cardinal Ratzinger de 1990 que tanto había irritado a los Profesores de La Sapienza, al considerarlo un mensaje de intolerancia de la Iglesia Católica para con Galileo.

Discurso del Cardinal Ratzinger "La crisis de la Fe en la Ciencia". Marzo de 1990. Universidad de La Sapienza.

“La cuestión de los límites de la Ciencia y los criterios que estos tienen que cumplir son inevitables. Un caso particularmente notable, en mi opinión, es el modo diferente como se ha tratado el caso Galileo. Este episodio que tuvo muy poca relevancia en el siglo XVIII fue elevado a la categoría de mito por la Ilustración en el siglo XIX. Galileo apareció como una víctima del oscurantismo medieval que dominaba en la Iglesia. El bien y el mal se podían distinguir muy claramente. Por un lado se encontraba la Inquisición, un poder que encarnaba la superstición y era opuesto a la libertad y a la conciencia. Por el otro lado la ciencia natural representada por Galileo: la fuerza del progreso y liberación de las cadenas de la ignorancia que mantiene impotente a la humanidad delante de la naturaleza. La estrella de la modernidad resplandecía en la noche de la oscuridad medieval”.

“Hoy las cosas han cambiado. Según Ernst Bloch el sistema heliocéntrico -lo mismo que el geocéntrico- están fundados en presupuestos que no pueden ser probados empíricamente. Entre ellos un papel muy importante juega la afirmación de la existencia de un espacio absoluto, opinión que ha sido cancelada por la Teoría de la Relatividad. Bloch lo explica con las siguientes palabras:”

”Desde el momento en el que el movimiento, con la abolición del presupuesto de un espacio vacío e inmóvil, no se produce hacia algo, sino que se da solamente en movimiento relativo de los cuerpos entre si, y por consiguiente la medida del movimiento depende en gran manera de la elección de un cuerpo que sirva de punto de referencia, en este caso, ¿no es meramente la complejidad de los cálculos lo que hace impracticable la hipótesis geométrica? Entonces como ahora uno puede suponer que la tierra está fija y que sol se mueve”.

”Curiosamente fue precisamente Bloch con su marxismo romántico uno de los primeros en oponerse al mito Galileo, ofreciendo una nueva interpretación de los hechos. La ventaja del sistema heliocéntrico frente al geocéntrico, sugirió Bloch, no consiste en una correspondencia mayor con la verdad objetiva, sino solamente en el hecho de que ofrece una facilidad más grande de cálculo”.

“En este punto Bloch sigue una concepción moderna de la ciencia natural. Lo que es sorprendente es la conclusión a la que llega: "Una vez que se acepta la relatividad del movimiento, un sistema de referencia humano y cristiano no tiene derecho a intervenir en cálculos astronómicos y sus simplificaciones heliocéntricas; y sin embargo, tiene derecho a permanecer fiel a su método de presentar la tierra en relación a la dignidad humana, y ordenar el mundo con respecto a lo que sucederá y a lo que ha sucedido en el mundo".

”Si ambas esferas de conocimiento se distinguen entre sí en sus respectivas facetas, reconociendo ambas sus límites y sus derechos, entonces el juicio sintético del filósofo agnóstico Paul Feyerabend aparece mucho más drástico. Escribe: "La Iglesia en tiempo de Galileo fué mucho más fiel a la razón que el mismo Galileo, y también tuvo en cuenta las consecuencias éticas y sociales de la doctrina de Galileo. Su veredicto contra Galileo fue racional y justo, y el revisionismo puede ser solamente legitimado por un oportunismo político".

Desde el punto de vista de las consecuencias concretas del punto de inflexión que Galileo representa, C. F. Weizsaecker da un paso adelante cuando él identifica "un camino muy directo" que va desde Galileo a la bomba atómica”.

“Con gran sorpresa de mi parte en una interviu reciente sobre el caso Galileo no se me preguntó una cuestión como: "¿Porqué la Iglesia no intentó entrar en el desarrollo de la ciencia moderna?", sino más bien en la pregunta opuesta: "¿Porqué no tomó una posición más clara contra los desastres que seguirían inevitablemente una vez que Galileo abrió la caja de Pandora?" Aquí he querido recordar un caso sintomático que prueba hasta qué punto las dudas de la modernidad sobre si misma han crecido hoy en la ciencia y en la tecnología”.

La "historia verdadera" del heliocentrismo en PHYSICS TODAY

Los 67 Profesores de La Sapienza que boicotearon la actuación de Benedicto XVI no tuvieron en cuenta las palabras de Feyerabend aclarando la situación real de la ciencia en tiempo de Galileo y se apoyaron en la visión moderna y en la visión moderna del mito de Galileo para rechazar la postura "anticientífica" de la Iglesia Católica y su representante.

Precisamente en el número de Diciembre de 2007 de la revista Physics Today (páginas 48-52) ha aparecido el artículo The Copernican Miths, escrito por el Profesor de Física Mano Singham, donde, independientemente de la intervención de Benedicto XVI, se narra la historia real de la revolución copernicana hecha por los centros de poder científico y religioso, que es muy diferente de la interpretación popular que se ha dado al caso de Galileo, pero más interesante.

Steve Weinberg llamó a esta versión popular que se lee todavía en los libros de texto y en los medios de comunicación la "historia envasada" (the potted history). Como complemento a las afirmaciones de Ernst Bloch y Paul Feyerabend que recoge el Cardinal Ratzinger, resumimos algunos párrafos del artículo de Singham.

El mito de Copernico

El autor comienza por desmitificar a Copérnico porque había destronado al hombre del lugar privilegiado que tenía en el centro del Universo que ocupaba la tierra y también el hombre en la cosmología ptolemaica. Influenciado por este mito, Carl Sagan había afirmado que el copernicanismo era la primera humillación del orgullo humano. Y, sin embargo, la idea de Copérnico era lo contrario: liberar al hombre del centro del Universo, donde estaba acumulada la suciedad y donde dominaba la rigidez de movimiento.

La hipótesis heliocéntrica por el contrario colocaba al hombre más cercano a los cielos y además recuperaba el movimiento. También Aristóteles suponía la tierra en el centro del Universo, no porque ella fuese el centro, sino porque los cuerpos caían hacia el centro y por eso la tierra estaba compuesta de todos los cuerpos que tienen masa. Como dice Thomas Kuhn explicando a Aristóteles: "Puesto que el Universo y la Tierra tienen el mismo centro, por eso los cuerpos celestes se mueven hacia el centro de la tierra".

Ventajas e inconvenientes del modelo copernicano

La mayor parte de las objeciones contra el sistema de Copérnico venían de las comunidades de astrónomos, no de la Iglesia. Por ejemplo, si la tierra está en movimiento, ¿cómo puede caer un objeto que se tira hacia arriba en el mismo punto? Y si la tierra no está en el centro del Universo, ¿cómo pueden caer los cuerpos pesados hacia el centro de la Tierra?

Los astrónomos estaban divididos: Los que aprobaban el modelo heliocéntrico para hacer los cálculos sobre las órbitas de los planetas y mantenian que la tierra giraba alrededor del sol, y los que seguían utilizando los epiciclos de Ptolomeo para calcular las órbitas y defendían que la tierra estaba en el centro del Universo. Cuando Copérnico acabó de añadir círculos a las órbitas de los planetas según su modelo heliocéntrico, sus resultados fueron tan exactos como los de Ptolomeo, pero no fueron mejores. Copérnico fracasó en el problema de los planetas.

Los sucesores de Copérnico siguieron utilizando su modelo, pero disponían de medidas más exactas y fiables, tales como las tablas de Tycho Brahe, que sirvieron para que Kepler introdujese la hipótesis de las órbitas elípticas en vez de circulares, como habían defendido Ptolomeo, Copérnico y Ticho Brahe.

Sin embargo, las órbitas elípticas exigían que las distancias al sol y las velocidades cambiasen continuamente y no existían unas leyes del movimiento que explicasen el cambio. Fue en 1687, cuando Newton propone las leyes del movimiento y de la gravitación universal, cuando se abandonan definitivamente por los astrónomos los cálculos engorrosos basados en los epiciclos de Ptolomeo.

¿Rechazó la Iglesia el giro copernicano?

Copérnico no tenía que temer de las autoridades eclesiásticas. El mismo era un clérigo y dedicó su libro "De Revolutionibus" (1543) al Papa Pablo III: con una carta aclaratoria de por qué había sido forzado a escribir el libro: predecir las posiciones de los planetas. El libro fue leído y enseñado durante más de 60 años en las Universidades Católicas más prestigiosas de toda Europa.

Aunque el libro de Copérnico fue ignorado por las autoridades eclesiásticas durante muchos años, empezó a tener oposición en los círculos protestantes por las aparentes contradicciones entre las ideas de Copérnico y los libros de las Escrituras. Por ejemplo, la hipótesis de una Tierra que se mueve alrededor del sol chocaba con algunos textos de la Biblia, como el de Josué. También a los teólogos se les presentaban graves objeciones sobre la caída y salvación de otros seres inteligentes que pudieran vivir en otros planetas. ¿Se extendía la salvación a todos los seres del Universo?

Otra fuente de objeciones rechazaba el modelo copernicano por razones sociológicas: el hombre había sido desposeído de su papel de rey de la creación y humillado quitándole de su pedestal. Los protestantes empezaron a atacarle con las armas de la Biblia y los católicos, por evitar las críticas de los protestantes, también endurecieron sus acusaciones por motivos escriturísticos.

Las Iglesias protestantes acabaron rápidamente sus críticas cuando el copernicanismo se afianzó teorética y experimentalmente, sobre todo después de la aparición de los "Principia" de Newton, pero la Iglesia Católica, debido a su burocracia trató más tiempo en aceptarlo. La prohibición de Copérnico permaneció hasta 1822 y su obra permaneció en el Índice hasta 1835. Por fin, en 1992, el Papa Juan Pablo II levantó el edicto de la Inquisición contra Galileo.

La "ciencia verdadera" del copernicanismo ayuda a comprender la "ciencia envasada" del caso Galileo

El artículo de PHYSICS TODAY trata de la recepción del heliocentrismo en las comunidades de astrónomos y teólogos, y el discurso del Cardinal Razinger habla sólo del caso Galileo. La acusación de los 67 Profesores está centrada en el mito Galileo ("historia envasada"). ¿Se puede responder a estas acusaciones con la "historia verdadera" del copernicanismo? Basta con analizar el proceso de recepción del copernicanismo durante los años en que vivió Galileo.

Señalemos los aspectos científicos, filosóficos y teológicos. Como dice Kuhn, los resultados numéricos sobre las órbitas de los planetas no fueron mejores con el modelo de Copérnico que con el de Ptolomeo. Tampoco la introducción de las órbitas elípticas (que Galileo no aceptó) fueron suficientes para afianzar el heliocentrismo, y el argumento del principio de relatividad entre sistemas inerciales (que ya había propuesto Galileo) nos dice que, al menos cualitativamente, ambos sistemas -heliocentrismo y geocentrismo- son equivalentes.

Desde el punto de vista filosófico, las ideas sobre la Tierra en el centro del Universo acentuaban la dignidad de la persona humana, aunque también se encuentran valores espirituales en la hipótesis de una tierra girando alrededor del Sol.

La interpretación literal de la Escritura era más favorable al sistema de Ptolomeo, pero la carta de Galileo a Cristina de Lorena y el libro de Paolo Foscarini se aproximaban más a un acuerdo entre la doctrina de Copérnico y la Escritura.

Estos argumentos sirven para reforzar la postura de Ernst Bloch de que en el tiempo de Galileo las dos doctrinas - la de Ptolomeo y la de Copérnico- eran igualmente defendibles y de que la Iglesia en el caso Galileo, según Paul Feyerabend, fue mucho más fiel a la razón que el mismo Galileo.

Miguel Lorente Päramo es Catedrático Emérito de Física teórica de la Universidad de Oviedo y miembro de la Cátedra de CTR

11 de febrero de 2008

La Pugna entre Secularismo y Religion

¿Se puede hablar de un retorno de la religión en las sociedades secularizadas? ¿Estamos ante un fenómeno pasajero o ante un cambio de fondo, como si la cruzada del presidente Bush encontrara eco en Europa?

La conversión de la lucha antiterrorista en conflicto de civilizaciones ha retornado a las religiones todo su protagonismo. El concepto de civilización otorga a la religión el carácter de elemento identitario determinante. "No conozco civilización -dijo Sarkozy en Riad- que no tenga raíces religiosas", una cachetada al estado laico francés.

La pugna en Francia

El 20 de diciembre de 2007 Nicolás Sarkozy pronunció un discurso en Roma, en el Palacio de San Juan de Letrán. "Un hombre que cree"-dijo el presidente francés- "es un hombre que espera. Y es del interés de la República que muchos de sus hombres y de sus mujeres esperen". Sarkozy parecía dar la razón a aquellos que piensan que la religión se justifica por su utilidad, por su habilidad para preparar a los ciudadanos para asumir resignadamente los avatares y las pruebas a que les somete un mundo paradójico. Pero el presidente iba más lejos: "una moral laica corre siempre el riesgo de agotarse cuando no está adosada a una esperanza que colme la aspiración al infinito".

Y remató el ataque a la cultura laica con estas palabras: "En la transmisión de los valores y en el aprendizaje de la diferencia entre el bien y el mal, el maestro no podrá reemplazar nunca al cura o al pastor, aun siendo importante que se les acerque, porque siempre le faltará la radicalidad del sacrificio de su vida y el carisma de un compromiso conducido por la esperanza". Sarkozy disparaba directamente contra la institución esencial de la laicidad republicana: la escuela.

La pugna en Turquía

Al grito de "¡Turquía es laica y seguirá siéndolo!", unas 100.000 personas protestaron (foto) esta semana en esta ciudad contra la enmienda constitucional aprobada por el Parlamento turco que permitirá el uso del velo islámico en las universidades, por considerar que es un paso hacia la imposición de la sharia (ley islámica) en el país.

La prohibición del uso del velo en las universidades, uno de los pilares del estado laico en Turquía, se quebró definitivamente en el Parlamento de Ankara. El Gobierno del islamista moderado Recep Tayyip Erdogan sacó adelante, con el apoyo de un partido ultranacionalista, una revisión de la Constitución que acaba con el veto en los campus a las alumnas que cubren su cabeza con el pañuelo islámico, práctica que secundan dos de cada tres mujeres turcas. La prohibición del velo sigue vigente para profesoras y funcionarias.

La poderosa elite que defiende a ultranza una Turquía laica, por el contrario, afirmó que la reforma es un primer paso para imponer medidas similares en la administración pública y en otros niveles educativos (en los que el velo sigue estando prohibido), y para socavar el sistema de gobierno laico, fundado por Mustafa Kemal Ataturk, en 1923.

En un país en el que el 99 por ciento de la población es musulmana, la oposición laica, que incluye al ejército, jueces y dirigentes universitarios, también teme que tras esta reforma las mujeres empiecen a recibir presiones para usar el velo. "Las cabezas de muchas niñas jóvenes son afeitadas por sus hermanos para obligarlas a utilizar el velo", denunció Baytok, cuyo partido informó ayer que apelará la medida ante la Corte Constitucional. Por su parte, las autoridades universitarias, advirtieron que el uso del velo podría generar enfrentamientos en los campus.

La pugna en Inglaterra

Unas declaraciones del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, han desencadenado una intensa polémica en el Reino Unido. Williams propuso esta semana que el ordenamiento jurídico británico incorporase la ley islámica, la sharía, para mejorar la relación con los musulmanes. El arzobispo intervenía, así, en el debate acerca del sistema multicultural británico, agudizado tras los atentados de Londres. Frente a las voces que proponen revisar los rasgos más acusadamente comunitaristas, Williams sugiere llevarlos hasta sus últimas consecuencias.

La posición del arzobispo es un error. Los Estados democráticos contemporáneos se construyeron sobre la base del fuero territorial de la ley, opuesto al fuero personal que regía en las sociedades estamentales. La creciente hostilidad contra los musulmanes en el Reino Unido tendría que combatirse con instrumentos políticos, esforzándose en deshacer la injusta e inaceptable equivalencia entre islam y terrorismo. En lugar de recurrir a esos instrumentos, lo que Williams propone no es sólo una modificación legal, sino una transformación de la concepción de la ley en el sistema democrático. Una sociedad de ciudadanos no es compatible con un ordenamiento jurídico en el que cada grupo social o de creyentes se rija por sus propias normas, como si fuese un sistema de castas.

En cualquier caso, las declaraciones del arzobispo de Canterbury parecen inspiradas por el deseo de preservar la situación de privilegio de la Iglesia anglicana más que por benevolencia hacia la comunidad musulmana. Suenan a alianza táctica entre creyentes, apoyada en razones semejantes a las que el papa Ratzinger adujo en su día para condenar las caricaturas de Mahoma publicadas por el diario danés Jylland-Postens. La fragilidad de esta alianza -que, sin embargo, puede provocar un grave deterioro del sistema democrático- se demostró en el discurso de Ratisbona, con el que Ratzinger irritó a los seguidores del islam.

La respuesta del Gobierno de Gordon Brown no ha sido tan contundente como cabría esperar. Puede que el motivo último de esta tibieza resida en la confesionalidad del sistema político británico. Proclamar la separación entre la religión y el Estado afectaría no sólo a los musulmanes, sino también a la Iglesia anglicana.

¿Qué es un país laico?

Un Estado en que las iglesias no puedan determinar la acción del poder político, pero en las que el poder político no pueda intervenir sobre las iglesias, salvo en el caso en que éstas desafíen a la ley con el delito. Y, por supuesto, nunca en cuestiones de teología y principios doctrinales.

Las religiones son inefables -se sitúan fuera de toda posibilidad crítica-. Las religiones pretenden tener la exclusiva de la verdad e imponérsela a todos los hombres. "¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza?", es una pregunta imperativa que el Papa Ratzinger hace en la encíclica Spe Salvi. Las religiones entienden que la legitimidad del poder emana de Dios y no de los hombres. Estas tres características las hacen incompatibles con las bases del sistema democrático. Por eso deben mantenerse al margen de las decisiones políticas. La coartada religiosa no es argumento para saltarse las leyes democráticas.

Christian Gadea Saguier via Los Arquitectos.

8 de febrero de 2008

The Matrix - Falta poco para la version 1.0 REAL

second-life Hace ya unos años un amigo mío MUY Geek me puso en conocimiento de "There" donde había un mundo paralelo y él "trabajaba" haciendo cosas y las vendía por dinero REAL. Además interactuaba con gente, tenía su casa, un bar donde ponía música y volaba recorriendo los alrededores. Por curiosidad entré y me espanté al ver el realismo que tenía. Esto ha crecido en el tiempo en sofisticación y realismo. Ya son varios los modelos de realidad virtual (second life, entre otros) y hay gente superadicta que prefiere esa realidad de fantasía e idealismo al mundo real repleto de miserias. ¿Cuánto falta para que lo visto en la película The Matrix se haga realidad?

Aqui Second Skin

Benedicto XVI "El Infierno Existe"

angelesdelinfierno El Papa asegura que el castigo eterno ocurre en un lugar que no está vacío, contradiciendo a Juan Pablo II

El papa Benedicto XVI ha asegurado que el infierno existe y no está vacío. No es anuncio nuevo, en 2007 ya mencionó la existencia del infierno como lugar, algo que su antedecesor, Juan Pablo II, había rechazado. El Papa, durante un encuentro mantenido con párrocos romanos con motivo del inicio de la Cuaresma, ha mandado un mensaje a los fieles: la salvación no es inmediata ni llegará para todos, por eso ha querido destacar la posibilidad real de ir al infierno, según informa el diario italiano La Repubblica. Uno de los primeros defensores de esta hipótesis, que el infierno estuviese vacío, fue el teólogo suizo Urs Von Baltasar, buen amigo de Benedicto XVI. Y el Papa lo ha reiterado de manera categórica en su encuentro con los párrocos, "el infierno existe".

url"El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno", dijo el Pontífice romano el paado abril de 2007. Una idea que es contraria a lo que defendió el anterior Papa, el polaco Juan Pablo II, durante su pontificado. Juan Pablo II corrigió el concenpto tradicional del infierno, fue en verano de 1999, cuando hubo cuatro audiencias para hablar sobre el ciero , el purgatorio, el infierno y el diablo. "El cielo", dijo entonces, no es "un lugar físico entre las nubes". El infierno tampoco es "un lugar", sino "la situación de quien se aparta de Dios". El Purgatorio es un estado provisional de "purificación" que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales. Y Satanás "está vencido: Jesús nos ha liberado de su temor".

Retomar viejas discusiones

Otro sacerdote le ha preguntado sobre la necesidad de la Iglesia de retomar discusiones sobe el pecado, el infierno o la vida después de la muerte. El Papa ha querido dejar claro sobre estos temas que la salvación no está garantizada. ''No todos nos presentaremos iguales al banquete del Paraíso'' por eso, ha dicho, serán muchos los que tengan que purificarse "para afrontar el Juicio Final".

El Papa ha pedido a los fieles no sólo ayuno de comida sino también de palabra y de escuchar y ver medios de comunicación. "Se necesita un ayuno de imágenes y palabras. Tenemos la necesidad de un poco de silencio".

Benedicto XVI ha explicado que necesitaría "un semestre de teología" para responder a todas las preguntas que tenían los párrocos.

via el Pais.com

3 de febrero de 2008

La Biblia contradice peligrosamente a la Constitución

Constitucion_de_1978 En Alemania una discusión familiar termina con el apuñalamiento de un joven de 22 años a manos de su propio padre, éste, gran conocedor de la Biblia la tomaba en serio palabra por palabra y debido a que queria que toda la familia viviese como se indica en la Biblia, el joven no aceptó la imposición, discutieron y murió.

Lo interesante es que lo que el padre ha hecho, en realidad es algo justificado desde el punto de vista de la Biblia. Aunque nos parezca imposible, lo dice el Deuteronomio, capítulo 21: «Cuando uno tenga un hijo indócil y rebelde, que no obedece a la voz de su padre ni la de su madre, y aún castigándole no les obedece, lo cogerán su padre y su madre y lo llevarán a los ancianos de su ciudad, y a la puerta de ella dirán a los ancianos de la ciudad: Este hijo nuestro es indócil y rebelde y no obedece a nuestra voz; y lo lapidarán todos los hombres de la ciudad, y habrá de morir. Así quitarás el mal de en medio de ti.» Esto está en la Biblia y es la pedagogía del Antiguo Testamento, la misma que se contradice totalmente con la Constitución, lo que es en absoluto insostenible.

Según estas radicales enseñanzas también los adúlteros y homosexuales han de ser lapidados y matados según estas instrucciones, (Levítico, 20, 10): «Si uno se acuesta con otro como se hace con mujer, ambos hacen cosa abominable y serán castigados con la muerte; caiga sobre ellos su sangre.»

La pregunta que muchos conocedores de la Biblia a lo largo de la historia y tambien en la actualidad se hacen es si éste libro sangriento y amenazante no es en gran medida un peligro para todo aquel que se salga del redil y en especial para la juventud y hasta que punto no debería incluirse entre los más peligrosos para los menores. En las leyes de protección de menores esta escrito, por ejemplo, que es dañino y se debería prohibir a los jóvenes todo lo que embrutezca o induzca a la violencia, a cometer delitos o al racismo. Con mucha facilidad se puede deducir cuán violenta es la Biblia y cuanto induce al odio, al homicidio en masa y al genocidio.

Para la Institución eclesiástica la Biblia, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento, está inspirada palabra por palabra por Dios. Textualmente, el Concilio Vaticano segundo del año 1965, dice: «En base a la fe apostólica, para nuestra Santa Madre Iglesia tienen validez de igual modo tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento en su totalidad y con todos sus detalles como santos y canónicos, porque han sido escrito bajo la obra del Espíritu Santo.» Y además dice: «Como por lo tanto todo lo que han escrito los autores inspirados viene de boca del Espíritu Santo, se puede deducir de los libros y escritos que ellos enseñan la verdad fielmente y sin equivocación.»

Cúan preocupados deberian estar los padres si las Biblias fueran sacadas de las estanterias y puestas encima de la mesa al alcance de los jovenes e incluso leida por estos. No cabe duda de que ese libro contiene pasajes muy luminosos, como por ejemplo los Diez Mandamientos de Moisés y el Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret, pero además es un libro que contiene pasajes tan sangrientos como ningún otro, en el que se predica el genocidio, el racismo y el antisemitismo, la pena de muerte a los adúlteros, más aún, incluso la matanza de niños. Y todo esto se pone en la boca de Dios y de algunos profetas como Moisés.

En la Biblia se dice que cuando Moisés regresó del Sinaí y vio que el pueblo estaba bailando en torno del becerro de oro, no es que advirtiera al pueblo, sino que pasó por el campamento llamando al genocidio. Él espoleaba a sus cabecillas, id al campamento de un lado al otro, de una puerta a otra, y matad también a vuestro propio hermano, amigos y familiares. Los levitas hicieron como les ordenó Moisés y ese día murieron 3000 personas. Eso se le atribuye a Moisés, al gran profeta. No tiene lógica que justamente Moisés, que transmitió los 10 Mandamientos a los hombres y también el quinto Mandamiento «No matarás» indujera a una carnicería semejante. ¿Quien y por qué entonces se han atribuido estos pasajes a Moises siendo trasmitidos a la posteridad como palabra de Dios?

José Vicente Cobo Román